Rafael Amargo niega el tráfico de drogas. “No tengo ninguna necesidad. Soy bandera y baluarte de España”

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Rafael Amargo ha calificado de “totalmente incierto” que vendiera sustancias estupefacientes con el productor Eduardo de Santos entre abril y diciembre de 2020, como mantiene la Fiscalía. “Yo lo único que hago es regalar mi generosidad y mi arte y abrir las puertas de mi casas a todo el mundo”, ha asegurado en el juicio en el que se enfrenta a una posible condena de nueve años de prisión por tráfico de drogas. “No tengo ninguna necesidad de dedicarme a esto”, ha insistido tras definirse como “bandera y baluarte de España”.

El bailarín -que solo ha respondido a las preguntas de su abogado y a quien la Audiencia Provincial de Madrid ha dejado en libertad sin medidas cautelares a la espera de la sentencia- ha pedido que le dejen ser “el ciudadano que soy, lo espectacular que soy como ser humano” para poder rehabilitarse y ha calificado de “fábula” las acusaciones contra él. “A mí han intentado matarme. He intentado quitarme la vida cuando leía las acusaciones de la Fiscalía”, ha explicado.

Además, se ha quejado del lenguaje técnico de las imputaciones. “Yo soy más coloquial. Soy como Lola Flores”, ha asegurado a preguntas de su letrado, Marcos García Montes, empeñado en que se centrase en rebatir las acusaciones de la Fiscalía, para evitar terminar hablando “de pájaros y flores”. “Soy muy teatral”, se ha disculpado el acusado.

Respecto a los 0,089 gramos de feniletilamina que los agentes hallaron en su domicilio, ha asegurado: “Esa bolsa estaba en la basura, ni la vi. No sé lo qué es. Lo he mirado en Google y es un producto que se vende en Amazon para el pelo”. En cuanto al Popper, una sustancia vasodilatadora, ha mantenido que aunque lo ha probado, le sienta mal. “Eso es un dilatador anal. Yo no lo utilizo. Yo soy activo, no pasivo”. También ha ironizado respecto a la báscula de precisión que le incautaron: “Eso se compra en los chinos”.

“Me han metido en la cárcel por imbécil”

“Me han metido en la cárcel por ser un imbécil”, ha dicho respecto a su ingreso en prisión por no cumplir con las comparecencias periódicas en el juzgado impuestas judicialmente. Amargo se ha quejado también de las condiciones de su detención. “Hasta me metieron el dedo en el culo. Me tenían ganas”. “Me enteré de que me iban a detener por la prensa”, se ha quejado.

“Yo llevo un año sin consumir -ha insistido-. Este señor (en referencia a De Santos, que minutos antes había explicado al tribunal sus problemas psiquiátricos por el consumo de drogas) está loco, pero yo no”. Ahora, dice, es una persona nueva, “un cañón del Colorado”. “Lo cortés no quita lo canales, pero yo soy Amargo”, ha ironizado.

Según ha explicado, una de las visitas a su casa que la Policía identifica con un supuesto “camello” era en realidad un amigo que “venía a hacerme un powerpoint”. Y otro de esos supuestos traficantes era, ha recalcado, “un prostituto que trabaja en una sauna”. De vez en cuando, ha añadido, le hacía “chapuzas” y venía a su casa “a copular” con un policía que -ha explicado- quería ocultar esa relación porque estaba casado. Pero, según ha reiterado, a su casa nadie iba a comprar drogas.

Amargo se ha quejado de “todo el daño” que, asegura, se le ha hecho” tanto a él como a su familia. “La estrategia era que no pudiera trabajar para que acabara reconociendo que era un narcotraficante. Y a mí no me cabe esa palabra en la boca y no les voy a dar ese gusto. No voy a reconocer lo que yo no soy”, se ha defendido.

El productor de Yerma: “He tenido la sensación de estar muerto”

El bailaor ha acusado a la fiscal del caso de “filtrar” datos de la investigación -lo que ha provocado la queja al tribunal de la representante del Ministerio Público- y ha justificado el “trasiego” en su casa por el “montaje” del texto de la obra Yerma. Era, ha dicho, “para ensayar” la representación teatral.

Otro de los acusados, el productor Eduardo de Santos ha reconocido también su adicción pero ha negado que traficara con drogas. Según ha asegurado “jamás” compró droga con Amargo, aunque sí la consumían juntos en alguna ocasión. “Los vicios se los paga cada uno”, ha ironizado. Pagaba, ha explicado, entre 25 y 35 euros por gramo y consumía entre dos y tres gramos diarios. “Es una bomba química. Te mantiene despierto muchos días”, ha dicho tras recordar que se pasaba “tres o cuatro días sin dormir”.

De Santos ha detallado los efectos que le ha provocado el consumo de drogas. “He tenido la sensación de estar muerto”, ha dicho. El productor teatral -en tratamiento psiquiátrico- ha justificado los 5.800 euros que los agentes hallaron en su domicilio y ha negado que fuese dinero obtenido con el tráfico de estupefacientes. “Es legal. Lo puedo justificar. Cuando cobro me gusta tener el dinero en casa. Tampoco es una cantidad tan significativa. Es legal. Lo puedo justificar. Especular con este tipo de cosas no me parece serio”.

La Fiscalía le acusa de la venta “persistente” de droga

Amargo, para quien la Fiscalía pide una condena de nueve años de prisión y una multa de 11.292 euros por una “persistente” venta de estupefacientes, se encontraba en prisión provisional por esta causa desde noviembre de 2023.

La Fiscalía sostiene en su escrito de acusación que entre abril y diciembre de 2020, Amargo y el productor teatral Eduardo de Santos -para quien reclama la misma pena por actuar de forma “conjunta” con el bailarín en la compra y distribución de dichas sustancias- “se venían dedicando de manera concertada y persistente a la distribución de sustancias estupefacientes, entre otras metanfetamina, a terceras personas a cambio de dinero”. Con ese objetivo, sostiene la acusación pública, ambos adquirían la sustancia a distintos suministradores, para posteriormente repartírsela y venderla a terceras personas.

Según declaró el pasado lunes en el juicio el policía que instruyó las diligencias, Amargo y De Santos habrían recurrido a la venta de estupefacientes para financiar la representación de la obra teatral Yerma, en la que participaba el bailarín.

Según el Ministerio Público, Amargo vendía las sustancias estupefacientes a las personas que acudían a su domicilio de Madrid o la hacía llegar “al lugar donde el cliente indicaba para lo cual se valía de su hombre de confianza”, Manuel Ángel Batista -socio de Amargo, que se enfrenta a una petición de condena de seis años de prisión porque la Fiscalía cree que desconocía “las cantidades que manejaban los otros dos acusados”-, quien actuaba “a sabiendas de lo que portaba” y que tras la entrega de la droga “regresaba al domicilio para entregarle el dinero obtenido con la venta”. La Fiscalía relata que este último -a quien Amargo utilizaría como “hombre para todo”, según la fiscal- fue sorprendido por la Policía el 27 de abril de 2020 “cuando se disponía a entregar a un cliente, a cambio de 50 euros, una bolsita con sustancia que resultó ser metanfetamina con un peso neto de 0,943 gramos y una pureza del 76,7%” y un valor en el mercado ilícito de 24,42 euros por gramo, “sustancia que había recogido minutos antes del domicilio” de Amargo, “donde debía regresar para entregar el dinero”.

La vigilancia policial en torno al domicilio del bailarín -a quien al ser detenido se le intervino una báscula de precisión- permitió constatar, según la Fiscalía, cómo acudían al mismo numerosas personas que “tras acceder al mismo y permanecer en el interior escasos minutos, salían nuevamente de manera apresurada, procediendo la Policía a identificar a dos de ellas, interviniendo sustancia estupefaciente que se había adquirido en dicho domicilio, levantándose las correspondientes actas de aprehensión”.

En el registro de la vivienda, autorizado judicialmente el 1 de diciembre de 2020, los agentes hallaron tres botes que contenían la sustancia vasodilatadora Popper (nitritos de alquilo), una bolsita con feniletilamina con un peso neto de 0,089 gramos y un frasco con 6 ml de GBL, con un valor en el mercado de 314,19 euros en su venta por gramos.

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