Revolución de los Claveles: el golpe pacífico que alumbró la libertad en Portugal

Revolución de los Claveles: el golpe pacífico que alumbró la libertad en Portugal

En el 25 de abril de 1974, Portugal protagonizó un golpe pacífico que marcaría profundamente su historia y abriría las puertas a una nueva era de libertad. Conocido como la Revolución de los Claveles, este día simboliza la caída del régimen autoritario del Estado Novo, liderado por António de Oliveira Salazar y, posteriormente, Marcelo Caetano, que gobernaron el país durante casi medio siglo. La revolución fue desencadenada por un movimiento militar liderado por el «Movimento das Forças Armadas» (MFA), compuesto principalmente por oficiales de patentes medias e inferiores. El golpe fue ejecutado y quedó marcado por la imagen icónica de claveles rojos colocados en los cañones de los rifles de los soldados, simbolizando la paz y la esperanza. Además de marcar el fin del régimen autoritario, el 25 de abril también tuvo un impacto significativo en las colonias portuguesas, dispersas por el continente africano y Asia. La Revolución de los Claveles desencadenó un proceso de descolonización rápido y, en muchos casos, tumultuoso. En los años posteriores, países como Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe alcanzaron la independencia, poniendo fin a siglos de dominio colonial portugués. Esta liberación no estuvo exenta de conflictos y desafíos, pero representó un paso crucial hacia la autodeterminación y la soberanía para esas naciones.

Paradójicamente mientras los portugueses se preparan para celebrar el 50º aniversario de este acontecimiento histórico, el país reflexiona sobre los logros alcanzados y los desafíos que aún enfrenta. Los ciudadanos entienden que la celebración de este hito no es solo una oportunidad para recordar el pasado, sino también para renovar el compromiso con los valores democráticos y la construcción de un futuro aún más justo e inclusivo.

Sin embargo, el aniversario coincide con un momento de desafío político porque por primera vez en medio siglo de democracia un partido de extrema derecha se consolida como la tercera fuerza del país. En las últimas elecciones, el partido con agendas populistas y nacionalistas, Chega, experimentó un considerable aumento en el apoyo popular, desafiando los valores de inclusión y tolerancia que han sido conquistados a lo largo de las últimas cinco décadas. Esta ascensión de la extrema derecha se produjo tras ocho años de hegemonía socialista y durante un deterioro de los servicios públicos esenciales unido a un aumento del coste de la vida que ha golpeado a la clase media portuguesa. Algunos pensaban que el pasado autoritario de Portugal frenaría el ascenso de la extrema derecha observado en otros países de Europa. Pero un partido creado en 2019 se consolidó como la tercera fuerza política del país, obteniendo 18% de los votos en las recientes elecciones legislativas.

Aunque el fundador y presidente de este partido, André Ventura, ha criticado al antiguo régimen, Chega incluye a algunos de sus nostálgicos. Mientras se celebran los logros del pasado, Portugal también se enfrenta a la necesidad apremiante de fortalecer y defender los cimientos de la democracia contra las amenazas internas y externas. Por lo tanto, esta celebración histórica no es solo una oportunidad para mirar hacia atrás, sino también un llamado a la responsabilidad.

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