Sánchez debería irse

Sánchez debería irse

Cuando hayan pasado las elecciones vascas, las catalanas y las europeas, será momento de tomar decisiones. En Euskadi, los socialistas pueden verse en el papel de domésticos de Bildu si, finalmente, los abertzales superan en votos al PNV.

El mal menor, se produciría si los nacionalistas logran mantener el liderazgo en las urnas aunque, el PSE se estanca en la tercera posición y alimenta a los que rivalizan con el Estado a cambio de migajas de poder.

En Cataluña, la batalla entre Puigdemont y Aragonès solo se saldará apartando a Illa de toda posibilidad de gobierno. Es impensable un gobierno de coalición entre PSC y Junts o ERC, la estabilidad de Sánchez peligraría porque Junqueras entendería como una traición un acuerdo con Puigdemont y los de Junts se revolverían si quedan nuevamente fuera del Govern.

En cuanto a las europeas, el desgaste del PSOE y la acumulación de apoyos en el PP, provenientes de la extrema derecha y algún desencantado socialista, hace vaticinar una importante brecha entre Feijóo y Sánchez en unas elecciones con circunscripción única, en donde el voto de territorios como Euskadi queda más diluido que en unas elecciones legislativas.

El panorama será de sequía desértica para los socialistas y crecimiento de expectativas para los populares pero, lo relevante, serán las condiciones en que queda Sánchez. Los independentistas pisarán el acelerador, una vez encontrado que el talón de Aquiles del líder socialista es su propia ambición, y exprimirán hasta la última gota, en este caso, el referéndum de autodeterminación.

Es bastante probable que en Moncloa se analice la situación y decidan un anticipo electoral para reavivar la estrategia del 23 J, la fecha sería noviembre. Pero también es posible que Sánchez decida atrincherarse y practicar de nuevo la política del trágala.

Si el PSOE no ha muerto definitivamente y sigue habiendo un atisbo de pensamiento autónomo en sus cuadros y dirigentes, es, después de las europeas, cuando deben plantearse la sustitución de Sánchez, bien porque haya convocado elecciones para noviembre, bien porque un partido que ha vertebrado España desde la transición no puede admitir un referéndum de autodeterminación en un territorio del Estado.

En junio, el PSOE tiene que tomar la decisión de terminar con el errático periodo de Pedro Sánchez o acabar con los 145 años de historia del PSOE. El sentido común dicta lo primero, ya veremos si no se vuelve a confundir la disciplina de partido con el capricho de su líder.

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