La República Checa necesita pocas excusas para ser un destino viajero perfecto para primavera y verano. Por desgracia, la inmensa mayoría de turistas españoles se queda solo en Praga, obviando el resto de un país con regiones tan diversas como Bohemia o Moravia-Silesia, con ciudades de impronta medieval declaradas patrimonio mundial de la Unesco —como Telč o Český Krumlov—, y donde la música y el arte van en el ADN histórico de su población. Chequia es el país de Kafka —de cuya muerte se celebra este año el centenario—, de Smetana, de Mucha y de Kundera.