Sexto día: ¿Ha ganado Sánchez?

Sexto día: ¿Ha ganado Sánchez?

Es evidente que no. Ha hecho un ejercicio de trilerismo que le pasará factura. El objetivo era movilizar a la izquierda alrededor de un relato entre victimista y heroico. El apoyo popular ha sido ridículo con una movilización máxima de 12.000 personas. No importa, porque cualquier cifra le era igualmente útil. Montero, Puente y otros dirigentes del partido dieron un espectáculo lamentable. Me costará mucho olvidarme de la jefa de hooligans del sanchismo haciendo méritos para la sucesión. Lo de Puente me tiene alucinado, porque creía que no se comportaría como un gañán. Alguien le debería explicar que sería mucho más efectivo si no actuara como un matón de los barrios bajos de una ciudad portuaria. Sánchez debería reflexionar seriamente sobre lo que hemos vivido estos días. No creo que lo haga, porque siempre juega a corto plazo. La puesta en escena de su comparecencia sin preguntas fue magnífica. Le faltó llorar y enseñar una foto de Begoña. Los españoles somos muy románticos y nos gustan este tipo de golpes de efecto. Otra opción es que hubiera salido con su mujer como hace Biden. No está bien aconsejado.

Nada de lo que dijo esa mañana, así como en las dos entrevistas masaje que le hicieron en los medios sanchistas por la noche y el martes podrá llevarlo a término. El género periodístico de las entrevistas masaje es fascinante, aunque es lógico en estas circunstancias tras ver el fervor mostrado por los periodistas adictos, con manifiestos y soflamas, al sanchismo. Es bueno recordar que los Presupuestos son un abrevadero que ofrece grandes alegrías a mucha gente que eran feroces antisanchistas. El objetivo era colocar esa mercancía averiada de la regeneración, que suena muy bien, y advertir a periodistas, jueces y fiscales con la vista puesta de animar a los votantes de izquierdas. España y la UE cuentan con una sólida doctrina tanto sobre la libertad de expresión como del derecho al honor, la intimidad y la propia imagen. Y no cuela que los colegios y las asociaciones profesionales se conviertan en una «policía» de los medios y compañeros. A muchos les gustaría, pero no pueden. Con respecto del Poder Judicial lo tiene todavía peor, porque tampoco cuela en la UE y, además, los suyos sufrirán una estrepitosa derrota en las próximas elecciones europeas.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).

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