En mitad de la conversación, Verónica Hernández García (León, 36 años) pide interrumpir la llamada porque tiene que atender una petición de aduanas. Es la parte más burocrática, menos atractiva y más tediosa de su trabajo al frente de Tesuko, el negocio de venta de tés que inició hace unos años junto a su socio, Pavel García, con la intención de traer a España tés de alta calidad y difundir conocimiento alrededor de esta bebida de la que, al hablar con Hernández García, uno repara en que lo desconoce todo. “El 95% del té que entra en Europa entra a través de Rotterdam o Países Bajos. El té no caduca como tal, pero sí pierde a nivel organoléptico. Nosotros podíamos encontrar el mejor proveedor y traerlo, pero no sabíamos la trazabilidad, faltaban muchos datos… fue cuando empezamos a pensar que había que importar directamente”, explica Hernández García, quien se hace llamar profesionalmente Verónica Hegar. ”En Japón, solo tienen un apellido”, añade.