Tiffany toma la histórica casa del magnate William Randolph Hearst en Los Ángeles para mostrar (y vender) su más exclusiva joyería

Tiffany toma la histórica casa del magnate William Randolph Hearst en Los Ángeles para mostrar (y vender) su más exclusiva joyería

Al principio, todo Beverly Hills era campo. De hecho, no tan al principio: hace apenas 100 años en la zona más exclusiva y famosa de Los Ángeles existía el hotel del mismo nombre y poco más. Pero entonces, el siempre avispado William Randolph Hearst, magnate de los medios de comunicación (y quien inspiró la película Ciudadano Kane, de Orson Welles), y su pareja, la actriz Marion Davis, vieron la oportunidad en esas desiertas colinas cercanas a Hollywood y compraron algo más de tres hectáreas para construirse una casa que se conoció primero como Hearst Estate y, hoy, como Beverly Estate. El lugar se convirtió en una magnífica mansión diseñada por el arquitecto Gordon Kaufmann en estilo español (el favorito de la zona), con patios, fuentes de azulejos, balaustradas de piedra y un techo en el comedor pintado por John Smeraldi, el mismo que decoró la Estación Central de Nueva York. Una joya hoy cerrada, privada y escondida que ha visto pasar por sus salones a unos jóvenes y entonces casi desconocidos John y Jackie Kennedy en su luna de miel en 1953, a Sammy Davis Jr. cantando para sus invitados o a Adele celebrando su 31º cumpleaños. Sus jardines y balcones se han retratado en El guardaespaldas, El padrino, aparecen en videoclips de Beyoncé… Y este pasado jueves 25 de abril por la noche vio pasar a Reese Witherspoon, Anya Taylor-Joy, Diego Boneta o Suki Waterhouse. Un cambio generacional que mantiene la mansión al día, porque durante tres semanas se ha convertido en el fortín de la marca Tiffany.

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