Un cierto neodarwinismo

Un cierto neodarwinismo

Después de referirnos a Darwin y Wallace la semana pasada, en el debate actual sobre la evolución por selección natural, el gran mantenedor actual de esa teoría es Richard Dawkins. Máxima representación del neodarwinismo militante, biólogo, etólogo, zoólogo, y divulgador científico, es destacado profesor en la Universidad de Oxford desde 2008.

Dawkins sostiene que no hay nada que no sea automático y por azar o necesidad en su área de la ciencia, llegando a coincidir con Robert M. Pirsig, un extraño filósofo norteamericano, que dijo aquello de tanta exaltación: «cuando muchas personas padecen un delirio colectivo, eso se llama religión». ¿No sería que él era el primero en delirar ante lo que veía?

Reafirmando su posición, en su libro El gen egoísta (1976), Dawkins aseveró que «toda la vida evoluciona por la supervivencia diferencial de los entes replicadores», sin ninguna aceptación de vías especiales evolutivas; ni siquiera para los dispositivos de la más extrema perfección: el ojo humano, el ADN como alfabeto especial de Dios –que dijo Collins–, etc. Gran número de estudiosos expresan que esos órganos tan complejos no pudieron hacerse solos, con el mero azar y necesidad.

Incluso por recomendación de su fallecido colega Stephen Jay Gould, Dawkins rechaza participar en debates con partidarios del Diseño Inteligente (DI), para no dar pie a los que ven que todavía la evolución no llega a ser una teoría completa.

Por lo demás, en su libro El relojero ciego (1986), Dawkins ya criticó duramente el propio DI, muy distinto del creacionismo. Que sustentan el Prof. Michael Behe, de la Universidad de Lehigh, y otros muchos científicos. A los que nos referiremos en el tercer artículo de esta serie sobre la evolución, que empezó la semana pasada, y que terminará el próximo viernes.

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