Tres actos racistas durante el pasado fin de semana han vuelto a poner sobre la mesa el grave problema del racismo en los estadios españoles de fútbol. A pesar de la legislación vigente —la Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte—, la situación sigue repitiéndose con escandalosa frecuencia sin que, más allá de los comunicados de condena de los clubes propietarios de los campos y de las declaraciones de solidaridad con de los agredidos, se produzca una mejora tangible en la situación.