Descubre el secreto detrás de los buffets de hoteles: ¿Cómo evitan perder dinero?

Descubre el secreto detrás de los buffets de hoteles: ¿Cómo evitan perder dinero?

En los últimos años, ha surgido una tendencia creciente en el mundo de la gastronomía: los restaurantes y hoteles que ofrecen comida ilimitada por un precio fijo. Esta modalidad, que se ha popularizado especialmente en locales de comida japonesa y en los desayunos de hotel, plantea una interrogante recurrente: ¿realmente vale la pena pagar por esta experiencia? Y, más importante aún, ¿es rentable para los establecimientos que la ofrecen?

Un reciente análisis realizado por el medio estadounidense ‘The Hustle’ ha revelado los entresijos de esta industria, destacando cómo las cadenas hoteleras reducen costos y obtienen rendimiento económico con los servicios de buffet.

Uno de los principales ahorros para los hoteles proviene del personal. Gracias al formato de buffet, un solo cocinero puede atender a una gran cantidad de comensales, lo que disminuye significativamente los costos laborales. Además, la disposición estratégica de los alimentos juega un papel crucial en la percepción del cliente. Los platos más económicos suelen estar ubicados en lugares prominentes, mientras que los productos costosos se colocan discretamente o se sirven en porciones más pequeñas.

Otra táctica común es la manipulación de los utensilios de servicio. Los alimentos más baratos, como las patatas, se sirven con cucharas más grandes, mientras que los platos más costosos se presentan con pinzas más pequeñas. Además, algunos productos caros pueden estar “escondidos” o se incrementa la oferta de pan para que los clientes se llenen más rápido. Incluso se ha reportado la práctica de cobrar las bebidas o penalizar el desperdicio de alimentos.

Por último, las compañías hoteleras también tienen en cuenta el comportamiento del cliente a lo largo de su estadía. El “truco de los tres días” es una estrategia bien documentada, ya que se ha observado que los huéspedes tienden a comer menos y a ser más selectivos a partir del tercer día en el hotel. Esta autolimitación compensa los excesos de los días anteriores, creando un equilibrio beneficioso para el establecimiento.

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