“El alzhéimer no se previene con estilos de vida saludables”

“El alzhéimer no se previene con estilos de vida saludables”

El doctor Francisco Lopera fue, sin duda alguna, la estrella invitada del congreso BioMed&Tech, celebrado esta semana en Granada. Este científico colombiano es una de las voces más reputadas en el campo del alzhéimer. Pocos saben más que él de esta enfermedad, que afecta a 800.000 personas en España, y para la que no hay cura. Lopera lleva 40 años dedicándose a su estudio, con grandes éxitos. Lidera el Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia y es reconocido por sus avances en la comprensión de esta enfermedad.

Todo comenzó cuando empezó su residencia de Neurología al conocer a un hombre demasiado joven para haber desarrollado alzhéimer. Tenía solo 47 años y ya padecía demencia. Tirando del hilo descubrió que también su padre y abuelo habían desarrollado esta dolencia. Así que decidió trasladarse al lugar de residencia del hombre, Antioquía. Allí, para su sorpresa, descubrió que había otras familias con casos de demencia temprana. De los 6.000 individuos estudiados, este científico comprobó que al menos 1.200 eran portadores de una mutación genética concreta, la causante de este alzhéimer hereditario. A esta mutación E280A, la bautizó como «mutación paisa».

En el transcurso de su investigación dio también, de forma casual, con el caso de una mujer resistente a esta enfermedad. Entre los individuos estudiados de esta población antioqueña, el doctor Lopera se encontró con una mujer, Aliria Rosa, que llegó a los 70 años sin rastro de enfermedad, pese a portar la mutación paisa, que la condenaba a desarrollar alzheimer a los 44 años. La protegía otra mutación, denominada Christchurch, en el gen de la apolipoproteína E, vinculado al riesgo de alzhéimer. Aliria Rosa fue la primera mujer inmune.

Después, otro científico, unneuropatólogo colombiano llamado Diego Sepúlveda, dio con la segunda persona protegida. Tenía también la mutación paisa y, sorprendentemente, no desarrolló demencia hasta casi los 70 años. Cuando murió, estudiaron su cerebro y vieron que tenía placas de betamiloide, pero apenas de tau –los dos biomarcadores precursores del alzhéime–-. Así, descubrieron otra mutación en el cerebro de este hombre que le protegió de los síntomas hasta bien entrado en la vejez. A esta otra mutación protectora la llamaron COLBOS.

Tras los hallazgos de estas dos mutaciones protectoras, ahora la pregunta es si podrían replicarse e inocularse en personas con alto riesgo de padecer alzhéimer, ya sea genético o esporádico. «La información genética protectora se podría inocular a través de vectores virales en personas con alto riesgo de alzhéimer y se supone que esa terapia génica debería retrasar la edad de inicio de la enfermedad, tal como lo hizo el gen protector en estos dos seres excepcionales protegidos», señala a este diario el científico colombiano Francisco Lopera, que aclara que se están estudiando otras mutaciones protectoras, pero que hasta no comprobar su efectividad no se podrán revelar.

Un ensayo realizado por Lopera entre 2013 y 2022 apunta que la clave para la cura del alzhéimer está en comenzar con el tratamiento antes de que aparezcan los síntomas. En este ensayo él y su equipo trataron a 300 personas con la mutación paisa que no habían desarrollado aún síntomas y también a personas sanas con un anticuerpo monoclonal que limpia el cerebro de beta amiloide. Aunque todavía no se han presentado los resultados, Lopera se muestra «optimista». «Estamos estudiando biomarcadores del alzhéimer genético que están presentes en la etapa preclínica. Estos mismos biomarcadores se pueden encontrar también en personas normales sin historia familiar de alzhéimer, y la presencia de esos biomarcadores serían indicadores de riesgo», apunta Lopera, que aclara que en el alzhéimer esporádico no hereditario –que es el mayoritario– también hay genes facilitadores de la enfermedad.

Este científico colombiano descarta la idea de que pueda prevenirse con un estilo de vida saludable. Apunta que «solo hay 12 factores de riesgo de demencia modificables» y que controlándolos «solo lograríamos reducir las demencias en un 40%». El otro 60% de demencias, añade, «son producidas por factores de riesgo no modificables». Y ahí es donde entran en juego el descubrimiento de los genes protectores, ya que, «podrían retrasar el inicio de la enfermedad hasta 30 años» con la implementación de «terapia génica o desarrollando moléculas que imiten el mecanismo de acción de los genes protectores».

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