Aragonès menosprecia a Sánchez

Aragonès menosprecia a Sánchez

El debate celebrado ayer en el Senado sobre la amnistía sirvió para que el presidente del gobierno catalán, Pere Aragonès, ninguneara a Sánchez poniendo de manifiesto sus mentiras e incoherencias. Los cambios de opinión del líder socialista son acogidos con desprecio por uno de sus socios preferentes, porque «a pesar de las manifestaciones, todos sabemos que la amnistía de un día para otro ha dejado de ser inconstitucional e imposible. Como pasará más tarde o más temprano con el referéndum». Es un político con una fiabilidad nula. La famosa frase «estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros», atribuida a Groucho Marx, es el resumen de su vacuo pensamiento político. Ha pasado de social liberal a socialista radical y populista en muy poco tiempo. Me recuerda a Fidel Castro. Un día le pregunté a mi buen amigo el comandante Rolando Cubela, uno de los líderes del Directorio Revolucionario, si Castro era un comunista de primera hora. Me contestó que lo era Raúl mientras que Fidel era un oportunista que lo había abrazado por interés tras el triunfo de la Revolución. Sánchez habla de reconciliación y concordia con el único objetivo de mantenerse en La Moncloa. Aragonès ha quedado eclipsado con la irrupción de Puigdemont. Todo indica que pasará a engrosar la lista de expresidentes con buenas pensiones y despacho oficial. Al menos, ha conseguido eclipsar a su abuelo franquista que solo llegó a alcalde de su pueblo, aunque hizo buenos negocios y gozó de magníficas conexiones con el régimen. El debate en el Senado pone de manifiesto que es un disparate monumental impulsar una amnistía que cuenta con un rechazo político y social generalizado. Es un caso único en las democracias europeas, porque una iniciativa de estas características, al margen del debate sobre su constitucionalidad, necesita un amplio consenso. Por otra parte, es una vergüenza el comportamiento del Gobierno y el PSOE despreciando al Senado ya que muestra, además, una inquietante ignorancia sobre el papel que le otorga la Constitución. El documento que se aprobó no es del PP, sino de los letrados de las Cortes adscritos a esta Cámara. Lo más inquietante es que Aragonès volvió a confirmar que tras la amnistía llegará el referéndum. Es un gran argumento para no votar a Illa.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)

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