Con el ‘maillot’ y a mesa puesta, en la ría que une Galicia con Asturias

Con el ‘maillot’ y a mesa puesta, en la ría que une Galicia con Asturias

La pieza de rodaballo es grande (es salvaje), pesa tres kilos, y a la mesa del parador de Ribadeo (Lugo) llega, ya convertido en pescado blanco, un lomo de 220 gramos hecho a la plancha, acompañado de unas verduras poco cocidas, al dente dicen los italianos. La carne de este pez plano carente de escamas es compacta y jugosa, la grasa urge a extraer con la pala el siguiente filete. Se sabe que habita en el Atlántico Noroeste, aunque también se pesca en el Cantábrico. Hace puerto en O Celeiro (Lugo), lonja de la que se abastece el restaurante del parador, donde una galería formada por ventanales consigue que se sienta muy cerca la ría de Ribadeo –o del Eo, como la llaman en la orilla asturiana, pues este estuario separa las dos regiones–. Por sus aguas –ese día de marzo había marejadilla– navega en canoa Miguel Pérez, un guía que lleva a los visitantes por cuevas y les habla de vientos y mareas, y de la posición del sol, y de un galeón de 1597 que yace en el fondo, y les cansa (físicamente) para que el rodaballo, pero también la merluza y el bonito de Burela, sepan a lo que tiene que saber un pescado en Galicia, y de vacaciones.

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