Crítica de “Pequeñas cartas indiscretas”: eres muy grosera, querida ★★★

Crítica de “Pequeñas cartas indiscretas”: eres muy grosera, querida ★★★

En el fondo, la película dirigida por Thea Sharrock y ambientada en la británica ciudad costera de Littlehampton durante los años 20 es el retrato de tres víctimas, todas mujeres: la devota y santurrona Edith Swan (aquella magnífica Isabel II en la serie «The Crown»), quien, la mayor de once hermanos, tuvo que rechazar a su pareja porque el despótico, violento y abusivo padre de ella así lo dictaminó; Rose Gooding, una irlandesa muy joven de pasado incierto que bebe más que habla y carga con una niña pequeña y un novio negro que parece dedicarse sólo a tocar la guitarra; y la agente de policía «femenina» Gladys Moss, que debe luchar contra sus propios superiores porque según estos únicamente vale para llevarles el té de las cinco y lidiar con las sospechosas, «sus histerias y lloros».

Y, en el transcurrir de estas vidas, aparecen de pronto unas cartas «maliciosas», preñadas de frases groseras hacia sus remitentes, pero mucho, que al principio recibe Edith, aunque, luego, llegan a media comarca. Y esta descubre, de pronto, que su vida aburridísima, de perenne solterona que solo avivan los cuchicheos, adquiere un aliciente, que es famosa en los medios, que se matan por entrevistar a la «piadosa» diana de tanta blasfemia. Entre, a veces, el más puro estilo Aghata Christie (la investigación para hallar a la culpable) y los trotes de los agentes de la ley que recuerdan a «Benny Hill», nos topamos con una película donde los hombres, todos, dan grima y ellas son las que dan un golpe en la mesa y deciden gritar basta, aunque sea entre rejas.

Lo mejor:

Colman y Buckley, dos «enemigas» que en el fondo juegan en el mismo bando

Lo peor:

A veces al filme parece que le falta drama y le sobra comedia o al revés

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