Crítica | Taylor Swift reparte amor, odio y humor en un nuevo disco necesario (sobre todo, para ella)

Crítica | Taylor Swift reparte amor, odio y humor en un nuevo disco necesario (sobre todo, para ella)

Decía Charlie Brooker, el periodista y escritor inglés creador de la serie Black Mirror, que un buen columnista es aquel con el que quieres ir a tomarte una cerveza después de leerle. Hay un momento en el disco número 11 de Taylor Swift en el que esa frase se puede aplicar a la estrella de pop más grande que ha existido jamás. Y es justo en ese momento, corte 10, Who’s Afraid of Little Old Me?, cuando ya casi has perdido la esperanza en que The Tortured Poets Department (TTPD) logre sacar la cabeza de ese agujero poco ventilado y decorado con muebles de casas anteriores en el que ha insistido en meterse durante, al menos, la mitad del metraje recorrido, que todo cobra sentido. Taylor Swift de golpe muta en una mezcla entre Kate Bush y Larry David y despacha frase brillante tras frase brillante, un torrente abrumador de one liners cargados de sarcasmo que apuntan a todo lo que se mueve y a lo que no, a los que la odian y a los que la aman, incluso alguna bala perdida parece impactar en la cabeza de los que intentan la fútil tarea de ignorarla. Y ahí es cuando descubres que una de las cosas que hacen realmente especial a esta estrella del pop es que debe de ser una compañera de cervezas maravillosa. A sus 33 años, la autora de Folklore atesora un estatus de celebridad y una corte de seguidores entregados a la noble tarea de analizar cual kremlinólogo todos sus gestos y todas sus palabras solo logrado previamente por un tipo que nació en Palestina hace 2024 años. Y ese pobre no logró disfrutar en vida de lo logrado, aunque siglos más tarde se construyeran catedrales en su nombre casi del mismo tamaño que tienen hoy los hilos en X sobre Taylor Swift.

Seguir leyendo

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *