Descubren el origen de la explosión más brillante del universo que nos bañó en 2022

Descubren el origen de la explosión más brillante del universo que nos bañó en 2022

El universo es un lugar que todavía sigue cargado de incógnitas,
como una vez lo estuvieron los mares y las exóticas selvas. Y, por supuesto
que todavía queda mucho por descubrir en la superficie de nuestro planeta,
pero comparado con todo lo que ignoramos sobre el cosmos
nuestra ignorancia sobre la Tierra parece una anécdota. Sin ir más lejos,
ahí afuera es donde ocurren los eventos más energéticos de los que tenemos
constancia y el más potente jamás detectado tenía un origen desconocido
hasta ahora.

Estamos hablando de los llamados “brotes
de rayos gamma” o GRBs (gamma-ray bursts) y, efectivamente, son los eventos más
luminosos de los que tenemos constancia, pudiendo deslumbrar a nuestros telescopios
durante meses. Hasta donde sabemos, parecen ser el resultado de estrellas
que, al llegar su fin, explotan como supernovas o hipernovas, aunque, en
algunos casos particulares podrían estar relacionados con estrellas
de neutrones o estrellas binarias y esa es la clave : aunque conocemos el
origen de algunos GRB, en conjunto sigue siendo algo incierto.

Un misterioso récord

Era octubre de 2022 y un grupo de investigadores de la Universidad
Northwestern observó una explosión
sin precedentes. Eran rayos gamma, una versión tremendamente energética de
la luz visible, radiación electromagnética más “potente” que los ultravioleta y
los rayos X. Le llamaron GRB 221009A, que no es especialmente fácil de
recordar, pero se rige por una serie de normas que resumen información
relevante del estallido
en su propio nombre. En cualquier caso, ha sido apodado BOAT (“el
más brillante de todos los tiempos”).

En aquel momento, la luz del estallido era tan cegadora que
hizo imposible analizar la composición química de ese lugar del espacio. Es
como si nos hubieran dado las largas en medio de una noche sin luna. Nuestros
telescopios eran incapaces de identificar los rastros de elementos químicos en
la luz posterior al estallido, así que ha habido que esperar ni más ni menos
que seis meses para poder examinar las consecuencias del estallido.

6 meses después

Y esperando (y gracias al Telescopio Espacial James Webb) es
como un equipo liderado por la misma universidad ha confirmado que esta
explosión de récord fue originada por un el colapso y la explosión subsiguiente
de una estrella masiva: una supernova. Así lo atestiguaba la presencia
de calcio y oxígeno, típicos de estos eventos.

Y es que las estrellas son tan enormes que tienden a
colapsar sobre sí mismas, debido a la fuerza de la gravedad, como un edificio
demasiado pesado. No obstante, las estrellas existen, por lo que debe haber
una fuerza que se oponga a este colapso y esa resistencia viene de la mano de
las reacciones nucleares que ocurren en el interior de la estrella, a presiones
y temperaturas elevadísimas. Estas generan una presión hacia fuera que
compensa la gravedad.

Sin embargo, hay un momento en que se agotan estas
reacciones nucleares porque ya no quedan elementos en el interior de la
estrella que esta pueda fusionar. En ese momento, la presión cae y la
gravedad comienza a vencer, la estrella colapsa rápidamente sobre sí misma y en
función de su masa, emiten una gran cantidad de energía, como si se tratase de
un desproporcionado estallido, desprendiendo un brillo mucho mayor de lo que
solían emitir en vida.

No tan rápido

Sin embargo, los GRB no son supernovas, están relacionadas
con ellas, pero son anteriores. De hecho, para sorpresa de los astrofísicos
implicados en este estudio, la supernova de esta estrella no fue especialmente
potente, fue bastante estándar. Esto puede explicarse porque, durante el colapso
de una estrella suficientemente grande, esta emite dos chorros de luz en
direcciones opuestas, en su eje de giro.

Cuanto más estrechos sean estos haces, más luminosos parecerán,
del mismo modo que ocurre cunado una lupa concentra la luz en un punto.
Nosotros los detectamos porque ese eje se dirige hacia nosotros, así que somos
como esa hormiga a la que un niño apunta con todo el poder del sol concentrado
en un diminuto punto. Pero los misterios no terminan aquí.

Un nuevo misterio

Otra cuestión que intriga a los investigadores es que, tras
disminuir el brillo de BOAT, han podido analizar la composición química de esta
zona del universo. Buena parte de los elementos de la tabla periódica necesitan
grandísimas energías para crearse, temperaturas y presiones a las que puedan
universe átomos más sencillos. Sabemos que esto ocurre en el interior de las
estrellas, pero que hacen falta eventos mucho más energéticos para producir los
átomos más pesados. Eventos como BOAT, tal vez.

O, al menos, eso es lo que pensaron los científicos del
estudio, pero descubrieron que no era así. No había rastro de elementos
realmente pesados. ¿Quién los produce entonces? Es cierto que hay eventos
más energéticos que estas explosiones, como la fusión de agujeros negros y
estrellas de neutrones, pero son procesos que tardaron mucho en ocurrir en el
universo primitivo y que, de hecho, cuando ocurrieron los primeros ya debían de
existir estos elementos pesados que, por lo tanto, debían estar producidos por
otros eventos. Así que, si bien ahora sabemos cuál es el origen de BOAT, se
presenta ante nosotros una incógnita igual de inquietante. ¿De dónde vienen
estos elementos?

QUE NO TE LA CUELEN:

Una nova es un evento
espectacular, de esos que despiertan una curiosidad por el cosmos que no
sabíamos que teníamos. Sin embargo, no es algo tan único en la vida como suele
decirse. De hecho, para hacer evidente su frecuencia, podemos decir que suelen
tener lugar unas 10 novas cada año. Cierto es que solo es visible a simple
vista una cada 12 o 18 meses, pero sigue siendo una frecuencia bastante alta.
Las realmente extrañas son las supernovas, mucho más energéticas. La última
supernova visible a simple vista desde la tierra tuvo lugar en 1604, también
conocida como la supernova de Kepler o la estrella de Kepler.

REFERENCIAS (MLA):

“JWST detection of a supernova associated with GRB 221009A without an
r-process signature” Nature Astronomy 10.1038/s41550-024-02237-4

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