El verano pasado, la Fundación Pere
Tarrés concedió un total de 6.407 becas para actividades de ocio en
verano, lo que supone un incremento del 57,2% respecto a 2018 y del
13.02% en relación al año anterior. Este crecimiento de la oferta
ha ido acompañado de un aumento del presupuesto destinado a este
fin, que alcanza ya los 2.045.840, 65 euros, una dotación económica
un 23% superior a la del verano de 2022 y un 114% respecto a hace 6
años.
Y es que pese a que algunos indicadores
relativos a la pobreza podrían reflejar una cierta mejora de la
situación, la realidad es que, a juzgar por las cifras que maneja la
entidad respecto a las condiciones de vida de las familias becadas en
verano, existe una cronificación de la vulnerabilidad. Al respecto,
señalar que el 37,9% de estas familias viven en condiciones de
pobreza severa, es decir con unos ingresos por debajo del 40% de la
media de Cataluña, mientras que un 13,8% se encuentran en situación
de pobreza extrema, con ingresos que suponen menos del 20% de la
media catalana.
Y pese a que estas cifras reflejan un
leve reducción de la situación de vulnerabilidad, puesto que hablan
de una disminución del 8,4% del número de familias que viven bajo
el umbral de la pobreza moderada y del 4,1% de las que están por
debajo del umbral de la pobreza extrema respecto al año anterior, el
que uno de cada tres familias becadas se encuentre aún bajo el
umbral de la pobreza denota una cronificación de la vulnerabilidad,
que también resulta evidente si se analiza la renta de estos
hogares.
Así, la renta anual media se sitúa en
los 16.349 euros, aunque un 33,4% de estas familias se encuentra por
debajo de los 15.000, cuando la renta anual media por familia en
Cataluña es de 23.269 euros. Es más, un tercio de lo muestra
analizada en este estudio elaborado por la Fundación Pere Tarrés
vive, de media, con menos de 3.000 uros por persona y año.
Situación precaria
En definitiva, la situación económica
de muchas de estas familias es crítica y ello repercute en las
condiciones en las que estos niños deben crecer. Así, por ejemplo,
en la mayoría de hogares hay una alta ocupación, que de media
alcanza las 4,5 personas por vivienda; tres de cada 4 familias
(75.9%) no disponen de una residencia en propiedad y entre las que sí
la tienen, el 66,3% viven en una superficie inferior a los 25 metros cuadrados por persona; y el 37,2% de las familias becadas están
acompañadas por los servicios sociales.
Sobre el perfil de los niños becados,
cabe indicar que el 60% son de nacionalidad española, mientras que
un 9% procede de países africanos y un 14%, de América. Por otro lado, uno de cada dos reside en la comarca de Barcelona y el 47,7% tienen ntre 10 y 14 años. Destacar
también que la mitad de las familias son monomarentales o
monoparentales y en 23,3% son familia numerosa.
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