El bochorno eterno de los racistas

El bochorno eterno de los racistas

Dentro de todo lo que provoca lo que gira en torno a Vinicius hay varias máximas que cualquier amante del deporte y de los valores que este representa debería compartir sin ningún tipo de duda: el racismo y la xenofobia son una lacra para la sociedad. Esta conclusión, tan simple como evidente, nos lleva a reconocer que en la sociedad, en cualquier país del mundo, hay racistas a los que la igualdad entre seres humanos no les termina de convencer. Gente que se cree superior a otra, por clase social, raza o gustos amorosos o sexuales, pero que tienen ese odio arraigado dentro, por educación, más bien falta de ella, o por la inseguridad que le provoca el diferente.

La realidad es que esa gentuza, que en la rutina del día a día, o bien son lo suficiente cobardes como para callarse, o no pasan de algún comentario jocoso dentro de un entorno donde esperan no ser replicados, se cuela en los estadios de fútbol para, mezclados entre la masa, desahogar todas sus frustraciones y odios sobre el que toque. Es cierto que la sociedad va cambiando y que lo que ocurría en los campos de fútbol en los años 80 con total normalidad, hoy se condena públicamente, pero la aparición de la extrema derecha en la política europea actual ha dado rienda suelta a normalizar ciertos comportamientos que se deberían detener cuanto antes.

Todos podemos hacer más, sin olvidarnos de quien tiene mayor responsabilidad. El aficionado puede señalar con el dedo cuando vea lo que ocurre a su lado en la grada, los equipos pueden detener los partidos cuando se sientan directamente atacados, la Liga y los jueces imponer sanciones impidiendo la entrada a recintos deportivos a gente que sobra dentro de ellos, los estamentos como la RFEF, UEFA O FIFA, respetar los derechos humanos cuando decidan las sedes de sus competiciones independientemente de cuánto paguen… y así sucesivamente. El racismo y la xenofobia existen, se esconden en los campos de fútbol, pero no dejemos que la hipocresía y el cinismo se cuelen con ellos.

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