El fiasco del centro derecha vasco

El fiasco del centro derecha vasco

Mucho se habla de la crecida de Bildu y el aviso al PNV, pero poco del resultado calamitoso del centro derecha. En Vox están casi de fiesta por mantener un escaño, y el PP por haber subido uno en su cuenta. En total, 8 diputados de 75 en un Parlamento en el que las opciones soberanistas suman 54, por encima de los dos tercios de la Cámara. Un revés de este tipo debería llevar a la reflexión a los dirigentes nacionales de ambas formaciones, aunque todo apunta a que nada harán. En tres semanas podría repetirse el descalabro en Cataluña, y dirán los de Abascal que están contentos por haberse mantenido, y los de Feijóo más aún tras recuperar parte del voto a Ciudadanos. En realidad, ambas formaciones están administrando la miseria de una presencia menguante mal enfocada y peor trabajada. Si tenemos en cuenta que el PP llegó a conseguir 19 asientos con Mayor Oreja, los siete de Javier de Andrés son pocos, teniendo en cuenta que el PNV se ha deslizado tanto a la izquierda que ha acabado convirtiéndose en socialdemócrata.

Cierto que el ejercicio de moderación realizado por los jeltzales en la última década es lo que a la postre ha perjudicado del PP. La locura indepe de Ibarretxe iba mejor a la estrategia popular. Si el PNV se tranquiliza y realiza políticas de gestión, el electorado opta por mantener a un hombre tranquilo como Urkullu, y ahora a Pradales, pues la mayoría quiere vivir sin sobresaltos.

Tampoco hay que olvidar que, como consecuencia de la persecución etarra, casi doscientos mil vascos mudaron de residencia, de modo que ya no votan en Euskadi. Doscientos mil exiliados suponen muchos votos perdidos. Contando con ellos en el censo, las cosas serían de otra manera, pues la mayoría de los expulsados se alinean con las posiciones defendidas por las víctimas de ETA, y fueron los populares quienes más sufrieron a la banda asesina.

Conclusión tremenda, pues son los partidos de las víctimas los que más han bajado, y los bildutarras herederos de la serpiente los que más han crecido. En Vox milita nada menos que Ortega Lara. Ha mantenido el escaño por los pelos. El PP es el partido de Miguel Ángel Blanco y de Gregorio Ordóñez, y no deja de ser una fuerza residual, cuando Goyo estuvo a punto de convertirse en el más votado de Guipúzcoa, y por eso lo mataron.

Luego el centro derecha no está trabajando bien. Acudir divididos en territorios como Euskadi, Navarra y Cataluña es un error. Deberían revisar sus estrategias para converger en plataformas conjuntas estilo Navarra Suma, en las que no sólo estuviesen PP y Vox sino asociaciones independientes, defensores de los derechos lingüísticos pisoteados, colectivos de víctimas, etc. Álava Suma sería tan competitiva como cualquier otra opción. Álava se siente diferente y por eso triunfó en el pasado Unidad Alavesa. El foralismo es una realidad en Euskadi, por mucho que burukides y bildutarras pretendan vender lo contrario. Opciones foralistas en las tres provincias, con nuevas caras y soporte de PP y Vox. Eso sería quebrar la agonía, un revulsivo para competir en clave local en autonómicas y municipales, no en las nacionales. Y si no esa, alguna otra operación rompedora. Sólo que no harán nada.

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