El impresionante pueblo medieval que seduce a National Geographic en el mes de abril

El impresionante pueblo medieval que seduce a National Geographic en el mes de abril

Llega el mes de abril, y con él, uno de los momentos perfectos para disfrutar de escapadas en familia. Son muchos los pueblos que cuentan con una belleza singular repleta de joyas patrimoniales y atractivos medioambientales. Muchas son las propuestas, pero una de ellas ha seducido a la publicación National Geographic.

La revista especializada en viajes recomienda este espectacular pueblo que destaca por su arquitectura popular y la singularidad de sus calles empedradas. Se trata de Candelario, una impresionante localidad que forma parte de la Sierra de Béjar, y que está declarado como bien de interés cultural, en la
categoría de conjunto histórico, (anteriormente Conjunto Histórico-Artístico),
desde 1975. Está catalogado como Uno de Los Pueblos Más Bonitos de España desde
el año 2015.

La publicación destaca que “este municipio de la Sierra de Candelario, o de Béjar, cada
cual con su idea, que todas valen, es un encanto con sus calles empedradas y en
pendiente, por donde discurre el agua. Son cabañales o regateras -para los
nombres también hay gustos-, que lamen las puertas de sus tradicionales
viviendas, donde destacan las originales batipuertas, o media puerta que
antecede y protege a la propia de la vivienda. Por eso y otras cosas es uno de
los pueblos más bonitos de España”.

El origen de Candelario se atribuye a una colonia de
pastores asturianos y es muy remoto, teniendo ya importancia en
tiempo de los romanos. El
descubrimiento, en un muro, de una piedra tallada con la cabeza del Dios Jano,
es algo que hace más fiable ese posible pasado romano.

A partir de la Reconquista cristiana pasó a formar parte del
Concejo de Ávila, siendo repoblado por gentes procedentes del alfoz abulense y
del resto de Castilla. En el año 1209, Alfonso VIII de Castilla crea la
Comunidad de Villa y Tierra de Béjar en la que entra a formar parte Candelario
junto con territorios segregados de Ávila.

Como parte de la comunidad bejarana, tras la pérdida del
voto en Cortes de Béjar y su paso a depender de Salamanca en ese aspecto a
partir de 1425. Candelario pasó a formar parte del Reino de León, en el que se
mantendrá en las divisiones territoriales de Floridablanca en 1785 y finalmente
en la de 1833 en que se crean las actuales provincias, quedando integrado
Candelario en la misma en la provincia de Salamanca -Wikipedia-.

 

En la actualidad su principal forma de vida es el sector turístico
y el gastronómico. La villa de Candelario se escalona en la ladera de la sierra
de su mismo nombre, lo que hace inevitable que su entramado callejero sea
complicado, con las calles principales en el sentido de la pendiente y las
calles y callejas secundarias transversales a las anteriores.

Esta falta de horizontalidad confiere a sus rincones un
sabor y una estética especial y, en consecuencia, el paseo por el interior de
su casco urbano es cansado, pero siempre relajante y placentero. Sus callejas estrechas y empedradas son recorridas por sus
conocidas regaderas (canalillos de agua
cristalina recogida de las nieves de su sierra ) con curvas y recovecos que
sorprenden al visitante que se adentra en ellas.

Atractivos turísticos

– Ayuntamiento: Entre los espacios públicos de la villa cabe
destacar el edificio del Ayuntamiento por su esbeltez y generosidad. Es éste
de tres plantas y buena presencia con un jardín cerrado por una verja. La Casa Consistorial es una bella muestra de la arquitectura
civil del siglo XIX. En su interior conserva una hermosa escalinata, con muros
y sillería labrada, así como un amplio salón de reuniones.

– Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción: Es el edificio
más sobresaliente de la villa de Candelario. De grandes proporciones, en
él se mezclan diferentes estilos arquitectónicos ( mudéjar,
barroco, románico y gótico). Su interior lo componen tres naves, separadas por grandes arcos
semicirculares.

En la nave central se encuentran el altar mayor, cubierto
por un artesonado mudéjar en cuyo retablo hay una alegoría de la Asunción de la
Virgen María. En las naves laterales
encontramos ricos altares el de los Sagrados Corazones; Santa Ana, patrona del
pueblo, o el del Cristo de la Misericordia. Entre los retablos sobresale el
dedicado a los Mártires, obra de talla y pincel sobre tabla del siglo XVI

La fachada está decorada con un rosetón de complicada
tracería gótica y en lado norte destaca una sencilla portada con arquivoltas y
las armas de los Zúñiga, duques de Béjar y señores de la villa de Candelario.

La primera piedra se colocó en 1329 aunque su construcción
debió ser deficiente, ya que en el siglo XVII se hundió parte de su fábrica,
procediéndose a la edificación de otra por iniciativa del duque de Béjar, que
contribuyó con fondos propios a la
reconstrucción de la misma, de ahí que en la portada del lado norte figure el
escudo de la casa ducal.

En la torre del templo, de 28 metros y entrada exterior, se
instaló el reloj que marcaba el tiempo de la villa. Al igual que la iglesia, la
torre primitiva era mucho más esbelta, pero en 1929, durante una tormenta,
parte de ella se hundió y al reconstruirse ya no se remato.

– Ermita del Humilladero: Está situada en la entrada del
pueblo, es una recoleta obra del siglo XVIII y estilo similar a la parroquia,
dotada de un porche en la entrada sostenido por cuatro columnas. Lo más
destacable es un retablo de madera (acomodación de restos de una iglesia desaparecida
en Béjar) con la imagen del Cristo, por el que sienten una gran
devoción los candelarienses, así como el artesonado de su interior. Entre el
legado artístico que encierran sus muros se encuentran obras como la imagen del
flagelado, del escultor bejarano González Macías, así como una extraordinaria
talla de San Vicente.

 

– Fuentes: Además de las casas, las plazas y las calles que
constituyen la fisonomía de la arquitectura popular, no faltan en los más
diversos rincones las numerosas fuentes que otorgan personalidad a esta villa. En Candelario, los ríos Cuerpo de Hombre, Chico y Barquillo
hacen que el agua sea un elemento de vida y fertilidad. El visitante se irá
encontrando con numerosas fuentes manando sus caños de continuo y en las que
sus aguas fluyen limpias y transparentes desde el corazón de las montañas,
confiriendo un rumor y un sonido característico a la villa.

Candelario tenía tres entradas (por el Camino Viejo, por
los Puentes y por Navacarros) y en cada una de ellas se construyó una fuente
romana (de pilón pequeño). Estas tres fuentes todavía existen y son la de
las Ánimas, la de los Puentes y la de Lapachares. Dentro del propio pueblo son numerosas las fuentes que
salpican cada rincón; así tenemos, la de La Hormiga, la de la Carretera, la
del Parque, la del Arrabal, la del Barranco, la de la Ánimas, la de la
Corredera, y un largo etcétera hasta llegar a contabilizar once.

Pero el atractivo de Candelario no está solo en el interior
de su casco urbano, sino también en esos alrededores rebosantes de naturaleza. La localidad, es ya de por sí un agraciado balcón natural,
se mire por donde se mire, encontramos terreno agreste y accidentado, verdes
pinares y apretados bosques de castaños entre los que sobresale algún risco
de granito.

Y entre todo esto : manantiales, regatos y arroyos que unas
veces se ven y otras solo se oyen. Agua, mucha agua que baja del deshielo y que
con prisa busca el cauce no más tranquilo de su río por excelencia, el Cuerpo
de Hombre. Río que nace aquí, en Hoya Moros, y tras recorrer su primer tramo
en dirección norte, al llegar a Béjar, gira al oeste y sus aguas que
parecían destinadas a la cuenca del Duero, acaban en las del Tajo tras pasar
por el Alagón.

– Las Batipuertas: Uno de los elementos más curiosos y
fácilmente reconocibles de la casa, que llega a singularizarla, es la
batipuerta que protege su acceso desde el exterior. Se trata de la media puerta que antecede y protege a la propia de la vivienda.
De madera y con un remate superior variable en su diseño parece reunir
diferentes funciones, referidas a este interesado, por los más mayores del
lugar, en el trabajo de campo llevado a cabo a lo largo de los años.

Para unos defendía la casa de los rigores climáticos
fundamentados en forma de las frecuentes nevadas que se acumulaban en calles y
accesos. Para otros permitían el airear la vivienda sin temor a que entraran
algunas ganaderías de las que merodeaban frecuentemente por las calles de la
localidad.

Por último, para muchos, formaban parte del quehacer
cotidiano de la casa, permitiendo que desde el interior de la misma, desde el
portal, el matarife, pudiera asestar a las reses el golpe definitivo que
pusiera fin a su vida e iniciara el proceso de la matanza. De hecho, en algunas
de ellas podrá ver una curiosa anilla de hierro y algún gancho, del mismo
material por el que se hacía pasar la cuerda que sujetaba a la res, para tirar
desde su interior y acercarla hasta la batipuerta, facilitando así el trabajo
del sacrificio sin temor a golpes, cornadas o dentelladas.

-Las Regaderas: Son un elemento singular de este pueblo. Se
trata de una especie de pequeños canales que cruzan toda la localidad desde lo
alto de la villa hasta su parte más baja. Estas regaderas que adornan las
callejas de la localidad sirven para el riego de las huertas cercanas y
tuvieron la utilidad de arrastrar los despojos y la sangre del gorrino en época
de matanza.

Las aguas proceden de los manantiales y del deshielo de la
sierra próxima. Las regaderas reflejan un estilo de vida de unos habitantes
sujetos a las hostilidades del medio y que con imaginación construyeron
elementos domésticos y populares que han dado estilo y carácter al pueblo.

Fiestas y tradiciones

Si Candelario fue nombrado en 1975 localidad Conjunto
Historico Artistico, fue entre otras cosas por nuestra implicación en el
mantenimiento de las tradiciones y constumbres que nuestros antepasados nos
dejaron como legado. Somos todos los vecinos de Candelario responsables del
mantenimiento de estas costumbres, de pontenciarlas y difundirlas.

– Boda Típica: La Asociación Cultural “Cuesta de la Romana”,
de la localidad salmantina de Candelario, organiza cada segundo domingo de
agosto la celebración de la Boda Típica, fiesta de carácter tradicional que
recrea todo el ritual de la boda a la antigua usanza. Dicha celebración cuenta
con el apoyo y el patrocinio del Excelentísimo Ayuntamiento de Candelario, y
con la generosa participación de numerosos vecinos de la localidad.

 

– Representación del Viacrucis: La Semana Santa en Candelario
se vive con gran deboción y pasión, prueba de ellos es la representación del
viacrucis de Candelario que tiene lugar en la Cuesta de la Romana. Esta
actividad está promovida por la Asociación de la Cuesta de la Romana y reune a
multiples vecinos de Candelario que representan el viacrucis de la Pasión de
Cristo.

Además, el paisaje que el entorno de Candelario nos ofrece
nos asciende a cotas realmente altas, presididas por el Calvitero, a más de
2.400 metros de altura, con bosques que ascienden por las laderas de la sierra
mostrando su más bella diversidad.

Por este motivo cuenta con una serie de rutas senderistas de
primer nivel:

– Hoya de Moros: Al este de Candelario y junto a las
piscinas municipales encontramos un
cruce donde comienza la carretera de La Garganta. Siguiendo esta carretera en
unos 4 kilómetros llegaremos al puente
de los Avellanes que cruza el río Cuerpo de Hombre. Junto a él parte a
la izquierda una pista que en aproximadamente 1 kilómetro nos acercará hasta el
área recreativa de La Dehesa de Candelario, donde existe un refugio de piedra y
una fuente rodeados de un gran robledal.

Una explanada permitirá dejar el coche para
continuar a pie por una buena pista que, atravesando primero el robledal y
desechando todas las bifurcaciones que
parten a la izquierda, nos llevará en dura ascensión hasta una senda marcada
con hitos que conduce al valle glaciar de Hoya Moros , donde una extensa
pradera rodeada de altos paredones sirve de nacimiento al río Cuerpo de Hombre.

Es este uno de los parajes más bellos de toda la sierra y de
gran valor ambiental, al igual que toda la ruta descrita.

– Las Lagunas del Trampal: Desde Candelario se toma la
carretera de la Sierra, enseguida
se deja a la derecha el complejo turístico Cinco Castaños y , unos dos
kilómetros más adelante, una fábrica de embutidos. A partir de este punto, la
carretera, sin dejar su ángulo ascendente, entra en una zona de amplio
horizonte, llegando hasta la primera plataforma en unos siete kilometros, donde
existe un aparcamiento y un hostal-refugio. Si el tiempo y la nieve lo
permiten, podremos subir en coche otros tres kilómetros hasta la segunda
plataforma. Antes se ha pasado el Mirador de la Sierra, balcón
privilegiado desde el que podremos contemplar una panorámica excepcional.

La segunda plataforma supone irremediablemente el final del viaje en coche, a pertir de este
punto es obligado seguir a pie a través de un sendero marcado por hitos de
piedra. En algo más de una hora de marcha llegaremos hasta un gran hito que
indica el final de la ascensión,
cruzando el llano encontramos en la otra vertientes las lagunas de El Trampal,
ya en la provincia de Ávila, de origen glaciar se presentan escalonadas y casi
siempre cubiertas de nieve. Esta ruta, que solo puede hacerse andando, presenta
una dificultad media alta.

– Paseo por la Cruz del Herrerito: Al suroeste y a poca
distancia de Candelario, un cerro cubierto de un denso pinar preside y vigila
la vida en la Villa. En él se encuentra el área de recreo de la Cruz del Herrerito, donde podremos
encontrar mesas, barbacoas de piedra y una fuente.

Desde este lugar las vistas son muy interesantes, al frente
se puede ver la presa de Navamuño con la sierra al fondo y si remontamos un poco el
cerro, llegaremos en unos minutos a la cima desde la que tendremos una vista
del pueblo en primer plano, algo más allá se asoma la ciudad de Béjar y al
fondo la sierra de Cabeza Gorda y el puerto de Vallejera.

Para llegar hasta este lugar dos opciones: la más cómoda es
subir en coche por la carretera de la sierra, para en unos 2,5
kilómetros, poco antes de llegar a la fábrica de embutidos, tomar un camino de
tierra, indicado por un monolito de piedra de la Junta, que acercará en
unos 400 metros hasta el área de recreo.

La gastronomía también es muy importante en esta villa, y su
relación con la matanza del cerdo hace que cuente con su “Museo Casa Chacinera”,
que muestra el modo de vida básico en Candelario a finales del siglo XIX y
principios del XX. La ambientación de esta casa chacinera se consigue empleando
mobiliario y enseres originales cedidos por los vecinos y que han sido
utilizados en la vida cotidiana de esta villa.

 

La musealización contempla además una actuación teatralizada
que facilita al visitante dar el salto preciso en el tiempo y sumergirse en el
ambiente de la matanza en Candelario en torno a 1920, de modo que comprenda
mucho mejor los diferentes objetos que le rodean y, en definitiva, el propio
museo.

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