“Ha sido duro estar fuera del campo sin poder ayudar a los compañeros, se me ha hecho largo, pero afortunadamente ya ha pasado. Estoy de vuelta, eso es lo más importante”, aseguró Ferran Torres tras el partido contra la UD Las Palmas. Fue su regreso, el más esperado y ovacionado por los 46.000 espectadores de Montjuïc. Reapareció en el minuto 71, ocupando el extremo derecho y exigiendo nada más salir al portero rival, Aarón Escandell, a hacer un parada para evitar el 2-0. Pasaron 59 días y 9 partidos después de aquel encuentro contra Osasuna que rompió su progresión: una lesión muscular en el minuto cuatro del encuentro lo dejó fuera del campo, entre lágrimas, durante casi dos meses. Justo cuando Ferran Torres vivía su mejor momento. Su capacidad de resiliencia y su fortaleza mental —aquella que le había traído el apodo de El Tiburón— le llevaron a ganarse un hueco en el once de Xavi, alternando titularidades con salir de revulsivo como solución a partidos bloqueados. Esta temporada ya suma 11 dianas, y es el segundo máximo goleador del equipo azulgrana, por detrás de Lewandowski, con 20. Pero ahora se encuentra un gran desafío: volver a ganarse, otra vez, un hueco en la delantera. De momento, la afición le llenó de moral, y deberá devolverla sobre el campo en una delantera que ha vuelto a rendir tras una sequía de goles.
El nuevo reto de Ferran Torres para su vieja resiliencia
