En el diván del filósofo: “Mucho sufrimiento viene de no saber quiénes somos”

En el diván del filósofo: “Mucho sufrimiento viene de no saber quiénes somos”

Mónica Cavallé (Las Palmas de Gran Canaria, 1967) empezó a acompañar a personas desde una perspectiva filosófica de forma intuitiva hasta que se enteró de que era algo que ya existía. Este tipo de consulta comenzó formalmente en Alemania en 1981 y ahora es una tendencia en EE UU, lo que significa que acabará siendo rutina en España más pronto que tarde. Cavallé, fundadora de la Asociación Española para la Práctica y el Asesoramiento Filosóficos, presenta nuevo libro, «El coraje de ser» (Kairós).

¿En qué consiste el acompañamiento filosófico?

Es una relación de ayuda en la que un filósofo acompaña al consultante en una indagación que parte de sus preguntas, inquietudes y búsquedas, pero que siempre se orienta a indagar en la filosofía del consultante. Partimos de la base de que nuestra vida ya es la encarnación de una filosofía; lo que hacemos, lo que dejamos de hacer, lo que elegimos, lo que no elegimos, nuestras emociones. Cuando miramos lo que hay detrás de todo eso, vemos que hay concepciones sobre nosotros mismos y sobre la realidad que reflejan una escala de valores. Muchas veces, esa filosofía que está en el sustrato de nuestra forma de vivir nos es completamente desconocida. A partir de lo que plantea el consultante indagamos en ella y ahí se inicia un viaje filosófico. Ponemos un especial énfasis en clarificar las ideas que esa persona tiene sobre su propia identidad, esa indagación de quién soy yo.

¿En qué difiere de una terapia psicológica convencional?

Hay muchas diferencias. La perspectiva y los métodos son filosóficos. No hay una lógica instrumental, es decir, no se pone la filosofía al servicio de la resolución de problemas y malestares personales. Eso sería banalizar la filosofía. El objetivo es, sencillamente, vivir con más conciencia, con más profundidad. Y, por supuesto, hay transformaciones muy profundas que se derivan de ello, pero no es lo que estamos buscando.

Esta tendencia parece demostrar que la psicología se queda corta para afrontar según qué temas existenciales, ¿no?

Claro. La filosofía, en realidad, siempre ha tenido ese objetivo, pero durante muchos años se ha perdido de vista con la orientación academicista. El lema de la filosofía socrática y de todas las escuelas clásicas era “conócete a ti mismo”. Un viaje que también implicaba una metanoia, un proceso de liberación interior, un camino para conseguir la virtud, la felicidad. Ahora todo esto está renaciendo y se está intentando recuperar. No es que la filosofía venga a llenar un hueco, es que siempre ha sido eso. La mirada psicológica tiene su lugar y hacen un trabajo estupendo. Esto no va de elegir una cosa u otra, pero hay mucho sufrimiento, mucha inquietud, que se origina, sencillamente, porque que tenemos malas filosofías de vida y no sabemos quiénes somos. Funcionamos en base a mensajes externos que hemos interiorizado y que nunca hemos cuestionado. Y que no armonizan con nuestra verdad profunda.

¿Cómo reaccionan los acompañados?

Muchas personas que se acercan tienen la sensación de que no es un psicólogo lo que necesitan, sino una clarificación más de tipo existencial.

Quizá es lo que antes ofrecía la religión.

Sí, yo creo que cada vez menos personas buscan respuestas en la religión, sobre todo en las dogmáticas, y siento que esto puede suponer un despertar espiritual. También es verdad que mucha gente está cansada de las modas, cada semana oímos a hablar de una terapia nueva. Hay una cierta improvisación en muchas tendencias vinculadas al ámbito del desarrollo personal. Son terapias muy jóvenes, no son tradiciones milenarias que han pasado la prueba del tiempo. Hay intuiciones atemporales que siempre han servido para proporcionar guía, orientación. Leer a Marco Aurelio o Epicteto es totalmente contemporáneo.

¿Qué tipo de personas se acercan a su consulta?

Pues son muy diversos. Podría parecer que a un enfoque de este tipo solo se acercan personas con estudios universitarios a los que no les intimida la palabra filosofía. Hay personas con estudios superiores, claro, pero también mucho más sencillas, amas de casa, jóvenes, también gente muy mayor que está casi al final de la vida.

¿Qué problemas le refieren?

Lo más común es una sensación difusa de malestar, de insatisfacción. Del tipo: “He hecho todo lo que se supone que tenía que hacer en la vida, he conseguido mis objetivos, he tenido cierto éxito… ¿Cómo es posible que me sienta tan vacío?”. Esto es una cuestión típica. Cuando se empieza a profundizar se puede descubrir que esa persona sí ha hecho lo correcto, pero ha estado funcionando en base a voces interiorizadas de la sociedad, de la familia… No se ha escuchado a sí mismo, no ha vivido guiándose por su propia voz interior. Finalmente, no se reconoce en su propia vida, con lo cual ese malestar no requiere un abordaje psicológico. No es algo que haya que silenciar con psicofármacos, tiene muchísimo valor. Es un malestar que, en el fondo, es un signo de salud espiritual. El sufrimiento siempre es una llamada a la investigación, a la indagación. Nos está invitando a un viaje y muchas personas lo agradecen porque fue el inicio de un cambio de vida que les llevó a un estado de mucha más congruencia, autenticidad y plenitud.

¿Cómo aterriza todo esto en consulta? ¿Cuál es la estructura?

Las consultas son de una hora. Si veo que la persona está en un momento álgido, se prolonga. Ahora tengo muchas consultas online a partir de la pandemia y antes era muy reacia. Ese viaje, esa aventura, se plantea como un diálogo y también hay unas directrices de trabajo en casa.

¿Cómo se hace ese proceso de autoconocimiento del que habla tanto en el libro?

Tenemos toda una metodología que se enseña en la formación de acompañamiento. Es bastante exhaustiva, pero, a la vez, el diálogo es libre. Es como una especie de aventura en lo desconocido, no sabemos por dónde nos va a llevar cada persona. El método enlaza con una idea del libro, ser luz para uno mismo, que la autoridad sea siempre el consultante. Yo no le diagnostico, no digo lo que le pasa ni le doy consejos. Eso no tiene ningún sentido. También es una invitación a que sea mayor de edad, que solo dé por buenas sus propias comprensiones. Que aprenda a escucharse y a escuchar la voz interior. Es un proceso que da mucha autonomía, mucha libertad.

Eso que ahora llaman empoderamiento.

Exacto. Es lo que me dicen muchos, que nunca nadie, en ningún lugar, les había otorgado tanta autoridad. Es un viaje que a mí me parece bellísimo. En la dedicatoria del libro agradezco la valentía de esas personas, el coraje, porque estar dispuesto a ver la verdad sobre uno es estar dispuesto a cuestionar ideas que a lo mejor te han dado seguridad toda la vida.

Pero, ¿qué pasa cuando alguien descubre que su filosofía es disfuncional?

El viaje que tiene dos vertientes. Primero hay que ver lo que no soy pero he creído ser, es decir, todas las ilusiones que he construido sobre mi propia identidad. Falsas ideas que he asumido sobre mí y que me han limitado, personajes con los que me he identificado que me han revestido. Mascaradas, defensas, etiquetas familiares… Nos hemos entumecido porque hemos tenido experiencias de dolor y hemos querido evitarlo. Digamos que terminamos viendo una estructura que, de alguna manera, está asfixiando nuestra expresión espontánea, auténtica, más originaria, más creativa. El simple hecho de verlo ya lo empieza a desmontar. Pero el objetivo es que eso deje de interferir en una vivencia directa de lo que realmente somos, y ahí es donde ponemos realmente el énfasis, en encontrar ese centro espiritual que nos mantiene estables en medio de los vaivenes de la vida. Desde ese lugar podemos responder de una forma auténtica

¿Entonces es una suerte de viaje hacia nuestro yo real?

Hay que ir pasando capita a capita y, a veces, no es algo agradable de ver. Pero por la propia metodología partimos de que tú no eres eso. Eso son falsas ideas que has asumido sobre ti y que han dado paso a muchos patrones y mecanismos. Digamos que hay un personaje que te ha hipnotizado y tú te lo has creído, pero es, literalmente, un estado de hipnosis, un diálogo interno que te hipnotizado. Para la persona esto termina siendo profundamente liberador, darse cuenta y salir de ahí, pero no de una forma teórica sino experiencial.

Eso puede dar un poco de miedo.

Nuestro fondo es plenitud, amor, energía, vida. Cuando esto se experimenta, se pierde el miedo al autoconocimiento. Porque eso que estoy viendo de mí que no es muy halagador no es mi verdad última. Las personas que se identifican con sus patrones limitados, claro, tienen miedo al autoconocimiento y les resulta aterrador. Yo creo que nuestro fondo esencial es luminoso. No es una teoría, es una experiencia y todo el mundo lo termina experimentando. Que en ese fondo está nuestro ser, lo que yo llamo las cualidades esenciales. Incluso a través de nuestras conductas erradas y destructivas estábamos intentando encontrar nuestro bien. En el fondo hay algo positivo. He estado buscando mi plenitud y mi felicidad, pero lo he estado haciendo a través de un marco de creencias errado. Esto es una idea socrática básica. Nuestro método era que estábamos buscando nuestro bien. Eso nos permite reconciliarnos también con esas partes interiores con las que antes estábamos en conflicto o en lucha.

¿Nos puede contar un caso que le haya impactado?

Vino a verme un hombre ya de cierta edad, unos 60 años. Una persona que ha tenido un papel importante en el ámbito de la psicología y de la espiritualidad, una persona que es un referente en ese ámbito. Y me dice que lleva cerca de año y medio completamente deprimido. Está yendo a un psiquiatra pero intuye que hay algo ahí que tiene que mirar, que va más allá de del ámbito de la psiquiatría. La depresión le produjo una herida narcisista muy profunda. No entendía cómo él, que ayudaba a mucha gente y que era un referente, estaba tan hecho polvo, deprimido, sin ganas de nada. Digamos que a la depresión, que ya lleva mucha autocrítica, se sumaba un sentimiento de culpa enorme.

¿Qué descubrieron?

Cuando empezamos a indagar vemos que es una persona que ha construido, por así decirlo, un yo ideal, bueno. Y cuando vamos más al fondo, nos terminamos encontrando unas creencias, adquiridas desde la infancia, que giran en torno a que no soy suficientemente valioso ni digno de amor, pero cuando cuando atiendo las necesidades de los demás soy bueno. De niño aprendió que era válido no por quién era él, sino porque ayudaba, porque satisfacía necesidades de otras personas. Él asumió esa creencia sobre sí mismo y a partir de ahí desarrolló un yo ideal como una forma de obtener un sentido de identidad y de valía que no le llegaba de su propio fondo. Él no se sentía intrínsecamente valioso.

Y eso no hay quién lo llene.

Claro, eso no tiene fin. Si le pedían algo, no podía decir que no porque iba a parecer egoísta, sentía que necesitaba descansar pero era incapaz. Todo eso le impedía poner límites, con lo cual se traicionaba a sí mismo. Llegó a tal estado de enajenación y de agotamiento que su cuerpo y su mente le dijeron basta. Este malestar que se produce en tantas personas es una invitación a la indagación. Esta persona descubrió ese personaje que había construido y de que no era consciente. Descubrió hasta qué punto le había resultado opresivo ese personaje y las dificultades que tenía para abandonarlo. Acabó recorriendo un camino de honestidad, de autenticidad, de autoescucha, y poco a poco fue saliendo de ahí. El personaje implica que hemos dejado de vivir con sinceridad y siempre que no vivimos con sinceridad, antes o después, hay una crisis.

¿Cuánto suele durar el tratamiento?

Esta persona estuvo dos años. Yo dejo que la persona sea la que decida el tiempo que quiere estar. Yo no digo que hacen falta tantas sesiones, vuelvo a lo de la mayoría de edad. Tú decides.

¿Qué referentes filosóficos tiene?

Los autores que más me han nutrido han sido Sócrates, Epicteto, Espinosa, Simone Weil, Nietzsche… Jesús también, para mí los Evangelios son una fuente de filosofía. Entre los contemporáneos destacaría a Ken Wilber.

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