Isabel Villar acaba de cumplir 90 años y lo ha celebrado con una exposición de obra reciente en la que su naturaleza fantástica vuelve a poblarse de mujeres plenas de candor y felicidad. Solas o en pequeños grupos retozan en un paraíso en el que los animales las acompañan a la sombra de cascadas mientras ellas se transmutan en mariposas. En esta última versión del Edén, la huella masculina es imperceptible, salvo que alguien la descubra camuflada en los animales salvajes o en el sexo de los ángeles.