Japón parece haber ganado algo de tiempo y un respiro para un yen que el pasado 26 de abril cayó hasta su nivel más bajo desde 1990, al cotizar a 160 unidades por dólar. Pero los analistas aseguran que los problemas que sostienen la depreciación siguen ahí y que ninguna intervención de las autoridades japonesas va a poner fin a la senda bajista a corto plazo. La divisa cerró la semana pasada levemente por encima de los 153 yenes por dólar, el mejor registro semanal (+3,5%) desde finales de 2022, después de que las autoridades inyectaran en el mercado el equivalente a casi 60.000 millones de dólares.