Una sencilla búsqueda en Internet sobre los tres jueces del programa MasterChef, emitido por TVE desde hace 11 años y producido por Shine Iberia, arroja resultados inquietantes. La receta perfecta de cualquier telefilme de sobremesa: polémica, príncipes azules que esconden un villano, lágrimas, tensión y pausas dramáticas, perdones, también risas, finales casi felices. También su poquito de fascismo, sus momentos virales, ingredientes imprescindibles en cualquier trama de hoy en día en busca de un puñado de clics. Lo que importa menos, al parecer, es la comida y el camino que lleva de la nevera al plato.