Jorge Glas le ha solicitado por carta a los presidentes de México, Colombia y Brasil que medien para conseguir su liberación. En tres escritos personalizados y dirigidos a cada uno de ellos, el exvicepresidente ecuatoriano les ha contado que se encuentra en huelga de hambre y encerrado en una cárcel de máxima seguridad desde que fuera capturado el 10 abril, cuando el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, ordenó a la policía y a los militares que asaltaran la embajada mexicana en Quito y se llevaran a la fuerza a Glas, que días antes había recibido el asilo por parte del Gobierno mexicano.