Dos episodios de cáncer en dos figuras de inmensa relevancia pública en el Reino Unido y en el resto del mundo: un rey, Carlos III, y su nuera Kate Middleton, esposa del heredero al trono. Dos estrategias de comunicación absolutamente diferentes: una con resultados de éxito; la otra, capaz de provocar la crisis de credibilidad más grave de los últimos años en la casa de los Windsor.