La finalidad real de eliminar la «golden visa»: contra los ricos se vota mejor

La finalidad real de eliminar la «golden visa»: contra los ricos se vota mejor

Michael Reid, británico, corresponsal en España del semanario «The Economist» (2016-2022), acaba de publicar la versión en castellano de «España» (Espasa), «el libro mejor y más completo que he leído sobre la España de hoy», según Antonio Muñoz Molina. Reid escribe que «las ciudades españolas suelen ser bastante densas y tienden a terminar abruptamente, en campo abierto». Es una de las pocas diferencias que encuentra entre España y el resto de países del entorno. Es decir, desmonta el «España es diferente» y explica que los problemas españoles, al margen del asunto catalán, son los mismos que padecen los vecinos europeos: «el populismo, la creciente polarización y la desigualdad».

El Gobierno de Sánchez, en vísperas de elecciones en el País Vasco, Cataluña y europeas, suprime el visado de oro –«golden visa»– que concedía la residencia en España a quiénes invirtieran en vivienda al menos 500.000 euros. La justificación –peregrina donde las haya– del propio presidente es que se pretende «enfriar» el mercado de la vivienda para que, al menos, no siga la escalada de precios. Absurdo. La realidad es que una medida contra ricos, en este caso inversores foráneos, siempre tiene éxito entre cierta clientela electoral. La concesión de una «golden visa» –residencia a cambio de inversión– es discutible, por supuesto, pero si existe, descartar las adquisiciones inmobiliarias es ridículo y, desde luego, no aliviará el mercado de la vivienda. En primer lugar, [[LINK:INTERNO|||Article|||6615271d74f8b0e4c994cd96|||apenas el 0,5% de las viviendas vendidas a extranjeros en 2023 generaron una «golden visa»]]. Por otra parte, «hecha la ley, hecha la trampa».

La residencia también se consigue con inversiones algo superiores, eso sí, en depósitos, acciones o deuda pública. Una vez consolidada esa operación, se adquiere un inmueble de lujo y listo. La decisión electoralista del Gobierno puede retraer inversión extranjera, algo que España necesita, justo cuando Funcas –uno de los grandes «pensaderos» económicos españoles– advierte de la mala evolución de la inversión. El problema de la vivienda es otro y alguien debería pensar en la influencia en el mercado de esa observación de que las ciudades españolas acaban de forma abrupta en campo abierto que hace Michael Reid.

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