«Let it be»: si los Beatles pudiesen mirarnos a los ojos

«Let it be»: si los Beatles pudiesen mirarnos a los ojos

Mirar a los ojos a Paul McCartney mientras canta «Let it be» es posible. Por supuesto que emociona, y que la piel se eriza, y que su mirada solo deja respirar cuando baja hacia las teclas del piano. Esto no es cosa de la Inteligencia Artificial. Aunque sí es la tecnología la que lo ha hecho posible. El documental «Let it be», dirigido en 1970 por Michael Lindsay-Hogg, se ha restaurado y se estrena hoy en Disney+, en una renovación dirigida por Peter Jackson, que parte del negativo original de 16 mm y que brilla por sí misma. Se trata de una pieza que hipnotiza por su sencillez, pero a la vez también por su nivel de excepcionalidad. Una cinta en la que McCartney nos mira a los ojos, John Lennon nos silba al oído, Ringo Starr nos hace cómplices y George Harrison nos embauca con sus versos.

Primeros planos

Cuando Lindsay-Hogg realizó este filme en 1970 –se estrenó apenas un mes después de que la banda anunciase su desaparición–, no hubo un estreno o una distribución oficial, aunque versiones de baja calidad circulaban en copias de VHS. No tuvo un recibimiento como el que se le podría dar en la actualidad, en la que funciona como si pudiésemos asomarnos por una mirilla y, tras de ella, observar durante menos de una hora y media a los Beatles componiendo, actuando, interactuando y siendo ellos mismos, sin rodearse de multitudes. La cinta se recibió entonces como el reflejo del declive de una banda que había llegado a su fin (físicamente). De hecho, se incluye en la película ese icónico y último concierto que ofrecieron por sorpresa, el 30 de enero de 1969, en la azotea de Apple Corps, en Londres. En estas imágenes los músicos se muestran como siempre: confiados, conectados y magistrales en la interpretación en vivo. Nada de malas relaciones, ni de roces por desgaste. El público, por supuesto, observa entusiasmado, escuchando pausado los 40 minutos de música, respetuoso y consciente de que aquella historia que revolucionó el rock estaba a punto de cerrar su último capítulo.

Al inicio de la cinta, se incluye una conversación entre Jackson y Lindsay-Hogg. Este explica que «una de las cosas fascinantes de esta película es que iba a ser sobre un concierto, pero después nos dimos cuenta de que estábamos haciendo un documental. ¿Cómo iba a poder enfocar este episodio de sus vidas? La mejor conclusión a la que llegué fue convertirla en esta cinta». En la película se puede percibir la admiración y el cariño con el que fue grabada. Hay primeros planos y, sobre todo, tan solo música. Ningún guion más allá que lo que ocurría de forma natural en aquel estudio de grabación o en aquella azotea. Simplemente, una serie de cámaras dispuestas alrededor de los Beatles, para dejar que fuesen ellos, sin máscaras.

El filme muestra a los cuatro de Liverpool en el estudio de Apple Corps creando cada detalle de cada canción del álbum «Let it be» (1970). Muestra a Lennon realizando la técnica de la guitarra «slide» en «For you blue», a Starr perfilando el ritmo de «Get back» o a Harrison deslumbrando con los solos de guitarra en «One after 909». Entre los cuatro se palpa un ambiente tranquilo, de hermandad y entendimiento. Parecen, aunque conscientes de que cada uno tiene su propia vida, cómplices y ajenos al miedo que su público entonces sentía por la inminente separación de la banda. Entre guitarras y voces, se suceden diálogos y propuestas para las nuevas canciones. Todo ello, bajo la atenta mirada de Yoko Ono y en un tono sosegado y bajo un gran afecto.

Esta meticulosa restauración orquestada por Jackson va más allá que una pieza más de los Beatles. Llega a la plataforma para complementar «The Beatles: get back», miniserie dirigida por el mismo cineasta, estrenada en 2021 y que se inspiró en estas imágenes grabadas por Lindsay-Hogg. Con la misma tecnología, se ha rescatado «Let it be», y el resultado es un regalo para los fanáticos de los Beatles. Una oportunidad de permanecer unos minutos a solas con aquellos cuatro músicos que supieron conquistar el panorama musical mundial a través de unos himnos eternos.

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