La sequía se perfila como el principal obstáculo para la economía catalana en 2024, según la Encuesta de situación económica en el invierno de 2024 elaborada por el Col·legi d’Economistes de Catalunya (CEC). Un contundente 95,3% de los profesionales encuestados vaticina un impacto significativo de la escasez de agua en el tejido económico catalán.
El 42,7% de los economistas participantes en el estudio del CEC consideran la sequía como el principal problema que afronta la economía catalana en la actualidad, por encima del déficit fiscal (41,4%) y la situación política (30,6%). La encuesta, realizada antes de la convocatoria electoral, refleja un panorama preocupante en el que la sequía se erige como una amenaza real para el desarrollo económico.
Las perspectivas no son nada halagüeñas. La mayoría de los encuestados (57%) pronostica un impacto muy elevado de la sequía en la economía catalana, mientras que un 38,3% anticipa un impacto moderado. Los sectores más afectados previsiblemente serán el agroalimentario, el turismo y la industria, con posibles tensiones y conflictos por el uso del agua.
Para afrontar la sequía, los economistas proponen una serie de medidas a corto y medio plazo. Entre las medidas a corto plazo, destacan las restricciones en el uso del agua (recreativo, piscinas, jardines), que son avaladas por la mayoría de los encuestados.
A medio plazo, se considera fundamental invertir en infraestructuras como desalinizadoras, sistemas de regadío eficientes y regeneración del agua. La reparación de tuberías para evitar fugas también se considera una medida necesaria. La controvertida conexión del Ebro con el área metropolitana de Barcelona se sitúa en un segundo plano, con un apoyo del 34,1%.
El estudio del CEC también analiza el impacto del tope a los alquileres, una medida controvertida que genera opiniones dispares. El 65,4% de los economistas no cree que tenga efectos positivos en las zonas tensionadas, mientras que un 28,3% sí lo considera beneficioso. El decano del CEC, Carlos Puig de Travy, critica la falta de inversión pública en vivienda y la ausencia de una política integral para abordar este problema.
La sequía se presenta como un desafío mayúsculo para la economía catalana en 2024. Se necesitan medidas urgentes y a medio plazo para garantizar la disponibilidad de agua y minimizar su impacto en el tejido económico y social. La inversión pública en infraestructuras hídricas y la búsqueda de soluciones consensuadas son claves para afrontar esta crisis.
En este contexto, la colaboración público-privada y la consulta al sector privado se perfilan como herramientas esenciales para encontrar soluciones efectivas y sostenibles.
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