Hoy, 13 de abril, el santoral de la Iglesia Católica conmemora a varios beatos y santos que han formado parte de la historia del cristianismo. Además de ser una forma de honrar a los santos y beatificados, también sirve como una guía para los católicos, que pueden encontrar inspiración en las vidas y obras de estos santos. Hoy celebramos a varios santos, pero los que más destacan son San Hermenegildo y a Santo Sabás Reyes.
San Hermenegildo: El Mártir Convertido
San Hermenegildo, cuyo nombre en gótico significa “inmenso tributo”, nació en Medina del Campo- Valladolid en el año 564 y falleció en Tarragona el 13 de abril de 585. Este príncipe y noble visigodo fue hijo del rey Leovigildo y de su primera esposa, siendo hermano de Recaredo. Su vida estuvo marcada por un profundo conflicto entre su fe y las exigencias de su tiempo.
Desde una edad temprana, Hermenegildo y su hermano menor Recaredo fueron destinados al trono paterno, siguiendo una tradición familiar. Influenciado por san Leandro de Sevilla, recibió una educación en el arrianismo (doctrina cristiana que negaba la divinidad de Jesús y lo consideraba una criatura creada por Dios), la creencia predominante entre los visigodos de la época, a diferencia de los hispanorromanos, mayoritariamente católicos.
El matrimonio de Hermenegildo con la princesa católica franca Ingunda, a los quince años de edad, marcó un punto de inflexión en su vida. Bajo la influencia de su esposa y de san Leandro, Hermenegildo se convirtió rápidamente al catolicismo, lo que desencadenó una serie de conflictos familiares y políticos con su padre, el rey Leovigildo.
La creciente tensión entre Hermenegildo y Leovigildo, exacerbada por las diferencias religiosas y las intrigas diplomáticas, desembocó en un conflicto armado que se extendió desde el año 581 hasta el 584. A pesar del apoyo que recibió de los bizantinos, Hermenegildo se vio superado tácticamente cuando estos pactaron una alianza con Leovigildo.
A lo largo de la contienda, Hermenegildo resistió valientemente, refugiándose en diversas fortalezas que fueron conquistadas una tras otra por las tropas de su padre. Finalmente, sitiado en el Castillo de Osset y posteriormente en Córdoba, Hermenegildo fue arrestado por orden de Leovigildo y trasladado a Sevilla y luego a Valencia. Incluso su intento de unirse al ejército franco terminó con su captura y encarcelamiento en Tarragona.
La vida de Hermenegildo estuvo marcada por tragedias personales. Su esposa, envuelta en conflictos entre el Imperio Bizantino y los reinos francos, falleció en 584 mientras escapaba a África con su hijo. A pesar de su valiente resistencia y su martirio por su fe católica, la historia oficial visigoda no lo reconoció como mártir.
Sin embargo, su memoria fue honrada siglos después. En 1585, fue canonizado como mártir de la Iglesia católica, siendo reconocido como patrón de los conversos. A lo largo de la historia, San Hermenegildo ha sido venerado como un ejemplo de valentía y lealtad a la fe, siendo incluso considerado, junto a San Fernando, como patrón de la monarquía española.
La cabeza de San Hermenegildo se conserva como reliquia en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, recordando su sacrificio y su legado de fe inquebrantable en tiempos de conflicto y adversidad.
La Vida y Martirio de San Sabás Reyes Salazar
En un rincón humilde de Cocula en Jalisco, nació el 5 de diciembre de 1883 un niño destinado a una vida de servicio y devoción. Sabás Reyes Salazar vino al mundo como hijo de Norberto Reyes y Francisca Salazar, y desde sus primeros días, la pobreza marcó su camino.
Para ayudar a mitigar las penurias de su familia, Sabás trabajó desde temprana edad como papelerito vendedor de periódicos en las calles de Guadalajara, sacrificando su educación para sostener a los suyos. Su salud frágil y su limitada instrucción fueron las secuelas de una infancia marcada por la carencia.
Pese a sus limitaciones, el joven Sabás aspiraba a servir a Dios y a su comunidad. Ingresó al Seminario de Guadalajara, donde, según los estándares de la época, sus habilidades intelectuales no alcanzaron los requisitos para ser ordenado clérigo en la diócesis local. Sin embargo, su nobleza de espíritu no pasó desapercibida.
Siguiendo el consejo del rector del seminario, Sabás buscó servir en una diócesis necesitada, siendo recibido en Tamaulipas. Allí recibió las órdenes sagradas y, en la Navidad de 1911, fue ordenado sacerdote. Sus primeros años como clérigo los pasó en Tantoyuca, Veracruz, pero la persecución religiosa lo llevó a trasladarse a Guadalajara, donde prestó servicios en varias parroquias de Jalisco.
En Tototlán-Jalisco, el Padre Sabás encontró su hogar pastoral. Durante su estancia, su casa se convirtió en refugio para niños huérfanos y su labor pastoral fue incansable, incluso en medio del conflicto armado que asolaba la región durante la persecución religiosa.
El 11 de abril de 1927, el peligro llegó a Tototlán cuando tropas federales atacaron la población, desencadenando un violento enfrentamiento que culminó en la captura del Padre Sabás. Sometido a torturas inhumanas y sin renegar de su fe, soportó tres días de tormento antes de ser fusilado el 13 de abril de 1927.
Su valentía y sacrificio lo convirtieron en un mártir de la fe católica. A pesar de la brutalidad de su muerte, su legado perdura en la memoria del pueblo de Tototlán y más allá. Beatificado por el Papa Juan Pablo II en 1992 y canonizado junto a otros mártires mexicanos en el año 2000, San Sabás Reyes Salazar es venerado como un héroe de la fe, un ejemplo de coraje y devoción para las generaciones venideras.
Además de recordar a San Hermenegildo y a Santo Sabás Reyes también se recuerda a los siguientes santos:
San CarádocoSan Martín I papaSan Urso de RávenaBeato AlbertiniBeata Ida de BoulogneBeata Ida de Val-des-RosesBeato Juan Bernardo ScubiliónBeata Margarita de Meldola
