Los beneficios de la innovación farmacéutica se extienden más allá de la salud de los pacientes a los que se dirigen. Así, cada euro invertido en medicamentos innovadores ahorra entre dos y siete euros de otros gastos sanitarios, y suma ahorros indirectos en productividad y otros costes sociales.
“La dedicación de recursos a la innovación es una inversión, del sector y del país, y no un gasto”, incide Jesús Ponce, presidente de Farmaindustria, durante la presentación de la Jornada sobre “la Regulación económica de la industria farmacéutica. Situación actual y perspectivas de futuro en España”.
En Oncología, la innovación farmacéutica ha demostrado “en las dos últimas décadas que la esperanza de vida aumenta casi tres años gracias a esos medicamentos innovadores y se puede reducir en un 30% las muertes por esta causa”, destaca.
Y se estima que un aumento de un año en la esperanza de vida de la población supone un incremento del 4% en el PIB
También se nota este efecto en la enfermedad cardiovascular: “Cuando se destinan recursos a medicamentos cardiovasculares se pueden llegar a ahorrar en hospitalizaciones casi 3,7 veces más de lo que se ha destinado en esos medicamentos”.
Prueba de ello es que la introducción de nuevos medicamentos en esta área en la OCDE en 2004 redujo el gasto sanitario per cápita en un 23%, incluida una reducción del 40% en el coste de hospitalización per cápita.
“En patologías como el VIH hemos visto a lo largo años que una enfermedad con gran mortalidad se ha cronificado. Y en hepatitis C hemos pasado de no tener curación a tener curación total”, añade.
Y estos son solo algunos ejemplos, ya que se podrían dar muchos otros, como que la adherencia a la medicación en pacientes con diabetes tipo 2 reduce las hospitalizaciones en un 70%, con el consiguiente ahorro.
En cuanto a las vacunas, son coste-efectivas, “por cada euro invertido en vacunación infantil se ahorrar 22 euros en costes directos e indirectos”, destaca Ponce, quien recuerda que “la Covid-19 ha mostrado la estrecha vinculación entre salud, economía y bienestar. Solo cuando llegaron vacunas y medicamentos innovadores empezamos a ver la luz. Ahí empezó la esperanza”.
Además de los ahorros de costes sanitarios que genera la innovación farmacéutica, también está demostrado su contribución a una sociedad más productiva en el tiempo y a una reducción de las bajas laborales. Se estima que un año adicional de esperanza de vida de la población supone un aumento potencial del 4% del Producto Interior Bruto (PIB).
Así, Ponce destaca cómo diferentes estudios demuestran que “el valor por una mayor capacidad de trabajo gracias a los nuevos medicamentos es entre 2,3 y 8,1 veces por encima de esa inversión, recalco que no gasto, en medicamentos innovadores”.
Y ese impacto de medicamentos innovadores “va a ser aún mayor y más eficiente porque estamos ante una ola de innovación que nos va a traer nuevas terapias y nuevos mecanismos de acción asociada a la medicina de precisión”, asegura el experto.
Además, la industria farmacéutica es un sector estratégico para la economía: cada euro en producción genera entre 1 y 2 adicionales en otros sectores, y cada empleo directo, hasta 4 indirectos o inducidos.
“Es uno de los motores para la economía del país. Y por tanto debe estar en la base de estrategia de crecimiento de un país moderno”, añade Ponce.
Ahora bien esa innovación ha de ser “accesible y disponible cuanto antes para todas aquellas personas que lo necesiten. Por eso es tan importante la regulación farmacéutica”, concluye Ponce.
