Incertidumbre. Esa es la percepción general que domina la vida de millones de personas en un mundo que cambia a zancadas y a la velocidad del rayo. A ello ha contribuido, por un lado, la covid-19, que, tras la experiencia de la pandemia y el confinamiento, ha revitalizado el carpe diem: aprovechar el día y vivir el momento. En previsión de lo que pueda venir en un futuro, viajar, salir a comer o a celebrar han ganado en importancia. Por otro lado, la actual coyuntura económica ⎯caracterizada por la inflación y los altos tipos de interés⎯ ha reforzado esa sensación de provisionalidad e inseguridad. Ante esta situación, el ahorro y la previsión ante lo que pueda venir ganan enteros entre la ciudadanía. Toca apretarse el cinturón. Y las decisiones de compra son cada vez más un elemento clave en la economía doméstica.