Entre un 10% y un 20% de la población tiene problemas de insomnio, porque les cuesta dormirse o porque se despiertan con demasiada frecuencia o antes de lo que les gustaría. Tras un diagnóstico de insomnio, para ayudar a superar la ansiedad que no deja conciliar el sueño y a adquirir hábitos para dormir mejor, la terapia cognitiva conductual es una de las herramientas con las que superar el problema. Otro método habitual, quizá el más utilizado, son los fármacos, aunque se recomienda que se utilicen con control médico y durante un tiempo limitado, porque suelen generar tolerancia y pueden empeorar el problema a largo plazo.