Segunda prueba de fuego para Sumar y un Podemos abocado al abismo

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El desarrollo de la campaña electoral les ha convertido, una vez más, en irrelevantes, pero ambos luchan hasta el final por conseguir, al menos, uno o dos escaños con los que después justificarse como «imprescindibles» para el cambio en la lendakaritza. Y es que, ni Sumar, ni Podemos apoyarían un gobierno liderado por el PNV, según han advertido en los últimos días. Si no consiguen su objetivo, los dos partidos tendrán que afrontar nueva derrota con lecturas diferentes: la confirmación del fracaso del proyecto que busca construir la vicepresidenta Yolanda Díaz y, por parte de los morados, la llegada del abismo, a pesar de que persistirán hasta las elecciones europeas con el fin de hacer bandera por Irene Montero.

Sumar y Podemos han vuelto a escenificar su rivalidad tras su ruptura nacional en diciembre y la han llevado hasta el final en una campaña de reproches cruzados, sobre todo por parte del Podemos de Miren Gorrotxategi (candidata en el País Vasco) al Sumar de Alba García. Además, Iglesias ejerció de elemento movilizador en el ecuador de la campaña, acusando a Díaz de «no valer para nada» y alentando a los suyos con un «Podemos vuelve», impulsado por las encuestas del CIS.

Pugnan por convencer al mismo electorado de que son la única fuerza garantista de la transformación y luchan por superar la barrera del 3 por ciento que otorga representación en el parlamento vasco. A la contra de las dos formaciones juega que, a día de hoy, el votante de la izquierda alternativa al PSOE preferiría la papeleta de Bildu que la de Sumar o Podemos. Sumar, por ello, ha seguido una estrategia distinta a otros comicios: ha buscado confrontar con su socio en Moncloa. Vivienda, el aumento de gasto militar, o la paralización de una posible Opa de Taqa en Naturgy han sido algunos de los elementos que ha usado en campaña para diferenciarse de los de Sánchez.

Las expectativas para Sumar no superan el 3,6 por ciento de voto. Si se confirman, se harían con entre uno y dos escaños. Podemos podría alcanzar un escaño con una intención de voto de 3,2 por ciento de máxima. Sumar aspira a repetir los resultados de las elecciones generales, cuando lograron un diputado con el 11,1% de los votos, lejos del 15,4% que obtuvo Unidas Podemos en 2019 en la misma cita.

Ante los vaticinios electorales, la decisión del núcleo duro de Sumar ha sido la de «proteger» a su mejor baluarte; Yolanda Díaz. Si bien, las elecciones gallegas su exposición en campaña fue completa, en esta ocasión tan solo ha viajado en tres ocasiones a País Vasco para arropar a su candidata. Además, se borró del mitin de cierre de campaña, al que todos los partidos fían para un revulsivo final y reservan espacio privilegiado para los líderes nacionales. Sumar dejó en manos del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el apoyo final a la candidata Alba García, mientras Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal e Ione Belarra sí se desplazaron para impulsar a sus candidatos. Mientras que su portavoz ejercía de líder, la vicepresidenta presenció la proyección de un documental sobre el escritor Benito Pérez Galdós y el cineasta Luis Buñuel en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. No está previsto que Díaz asista al País Vasco para seguir los resultados electorales de este domingo, como tampoco lo hizo en las elecciones gallegas.

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