El hasta ahora líder opositor Bassirou Diomaye Faye, de 44 años, toma posesión este martes como nuevo presidente de Senegal tras ganar con amplia ventaja las elecciones del pasado 24 de marzo. En medio de una África sacudida por terribles guerras, como las de Sudán, Congo o el Sahel, y sumida en un retroceso de las libertades con la reciente ola de golpes de Estado, la pequeña Senegal, de 18 millones de habitantes, ha dado una nueva lección de madurez democrática. Cuando los más agoreros vaticinaban una asonada militar o incluso un conflicto, bastaron unos comicios libres y transparentes y el rápido reconocimiento de su derrota por el candidato gubernamental, Amadou Ba, para regresar a la calma. La movilización ciudadana y la presión internacional fueron claves para la resolución pacífica de la crisis.