Desde su nacimiento en 1873, ninguna prenda ha conseguido desbancar a los vaqueros (también llamados tejanos, jeans, de mezclilla o denims, dependiendo de donde nos lea), como el imprescindible dentro de un armario. Fueron concebidos como ropa de trabajo para los mineros durante la fiebre del oro en California, por su tejido durable y resistente. En 1853 el alemán Levi Strauss emigró a San Francisco y abrió una mercería en la que vendía telas importadas de Francia, entre ellas la famosa serge de Nîmes, conocida hoy como denim.