Nicolas Sarkozy visitó “Espejo Público” en diciembre del año pasado para presentar la versión española de “Los años de las luchas”, su último libro publicado. El expresidente de la República Francesa abordó en su entrevista con Susanna Griso los históricos lazos que unen a su nación con España, alabó Madrid como una ciudad en la que podría vivir “perfectamente” y lamentó que nuestro país no juegue un papel más destacado en la escena internacional “desde José María Aznar”.
Más allá de estos titulares, Susanna Griso acaba de confesar una inusual condición que Sarkozy realizó a la hora de aceptar ser entrevistado. “No quiero decir el nombre, es un político internacional, y pidió que no nos levantaramos durante la entrevista. Comenzamos directamente sentados”, ha expresado la presentadora, cuyo intento de ser discreta ha sido frustrado por uno de los colaboradores del programa. “¡Ah! Fue Sarkozy”, ha desvelado, a lo que la periodista ha contestado en clave de humor: “¡Qué chivato eres!”.
La petición de Sarkozy estaba relacionada con su estatura, relativamente baja si se compara con la media de los hombres. El expresidente francés mide 1,66 metros frente a los 1,77 de Susanna Griso, que parece todavía más alta cuando usa tacones. El político se sentía más cómodo si esta diferencia no se hacía notar en la pantalla, igual que otros hombres a los que se les ajusta la silla o el plano para que parezcan igual de altos que sus compañeros de plató.
Regresando al caso de Nicolas Sarkozy, parece que se trata de una condición que repite en cada una de sus entrevistas. De hecho, en el año 2019 se vio envuelto en una polémica a raíz de su portada junto a su mujer Carla Bruni en la revista “Paris Match”, en la que él parece mucho más alto que ella. Una imagen que nada tiene que ver con la realidad, puesto que la cantante francesa le supera en más de diez centímetros.
Se trata de un micromachismo muy extendido, puesto que esta situación también se ha visto reflejada en muchas ocasiones en la industria del cine. Famoso es el caso de Tom Cruise, que con 1,7 metros de altura tiene que subirse a una especie de plataforma para parecer más alto que su compañera femenina en los planos.
