A Teresita Antazú López (Pasco, 1960) le quisieron negar muchas cosas desde su infancia. Trepar a los árboles, aprender a leer y escribir, sentarse en las reuniones comunales y hasta tener un documento de identidad eran, prácticamente, actos de rebeldía para las mujeres del pueblo yanesha hace más de 30 años. “Nos decían que eran solo cosas de hombres. Algunas hacían caso, pero otras éramos un poco desobedientes”, recuerda.