Inundan las redes sociales. Las fotos de lugares coloridos, bien decorados y pensados para hacer las delicias de quienes pasan sus horas en Instagram y TikTok están a la orden del día. Sin embargo, como no es oro todo lo que reluce ni el hábito hace al monje ni para ser un buen restaurante basta con parecerlo, muchas veces las comidas de estos locales se caracteriza por resultar decepcionante.