Tu cara me suena

Tu cara me suena

En diciembre de 2022, un artículo
llamado El año del nepo
baby puso sobre la mesa un
tema del que todos sabíamos,
pero del que poco se hablaba
abiertamente: el de la engodamia
de Hollywood. En ese instante, emergieron
interminables listados que demostraban que para
ser alguien en la industria, tus genes no pueden
ser los de un anónimo. Fue divertido ver durante
unos meses cómo los hijos de los famosos se
esforzaban por intentar hacernos creer que
sus apellidos, además de una cuenta corriente
potente, traían aparejados numerosos problemas
(¡pobres niños ricos!). Querían que sintiéramos
lástima por sus privilegios mientras intentaban
hacernos creer que envidiaban el anonimato del
resto en unos discursos, entrevistas y vídeos
que tenían más cuento que sentido. Lo que no
esperábamos, o tal vez sí, es que esta industria,
acostumbrada siempre a convertir lo disidente
en tendencia y en normalizar lo que en algún
momento sorprendió, no tardó demasiado en
convertir a los nepo babies en la norma. Tanto,
que la campaña de la nueva fragancia de Marc
Jacobs, Daisy Wilde, es una oda a estas mini
celebs al contar con Ever Anderson (hija de la
actriz Milla Jovovich y el cineasta Paul S.W.
Anderson), Grace Burns (hija del actor Ed
Burns y de la supermodelo Christy Turlington),
Lennon Sorrenti (sobrino de Mario Sorrenti)
y Stevie Sims (hijo de David Sims y de la
diseñadora Luella Bartley). La campaña anterior
la protagonizaron Kaia Gerber (hijísima de
Cindy Crawford) y Lila Moss (hijísima de Kate
Moss). Por su parte Sofia Richie es la novísima
embajadora de Tommy Hilfiger, un papel que la
convertirá en la protagonista de las campañas de
verano de 2024 y en la diseñadora de diversas
colecciones en colaboración con Mr. Hilfiger,
algo que antes ya hizo Gigi Hadid, otra nepo
baby de manual.

Del orgullo de ser “hij@ de papá/mamá”
(Hailey Bieber fue inmortalizada con una
camiseta que rezaba ‘nepo baby’) vamos
ahora un pasito pa’lante, María, al abrazar
la autoparodia, como ha demostrado Dakota
Johnson en Saturday Night Live, donde permite
que el abucheo al que es sometida se base en
que sus padres son famosos. Poco tiempo antes,
Francesca Scorsese dijo que estaba “intentando
ser la mejor nepo baby posible”, dejando claro
que ahora el sentido del humor es la defensa
más férrea de estas personas privilegiadas. Por
eso el hijo de Susan Sarandon y Tim Robbin,
Jack Robbins, ha subido a sus redes un vídeo
en el que narra cómo es el día de un nepo baby
(con aparición de la actriz, de regalo), cuando
tiempo antes Romy Croquet Mars, hija de
Sofia Coppola, se volvió viral al contar que fue
castigada por querer alquilar un helicóptero
haciendo de la bromita de los privilegios un
chicle que estirar hasta el infinito. Mientras
tanto, Claudia Schiffer ha querido celebrar el
cumpleaños de su hijo Caspar subiendo una fotografía que ha hecho a las redes suspirar, y él
no es el único nepo de su casa, pues su gato, Chip,
sigue los pasos del famosísimo felino de Taylor
Swift (no hablamos de Travis Kelce) y del ya
icónico Choupette de Karl Lagerfeld. Mientras
que el minino del káiser de la moda tiene sus
propios asistentes y toda una fortuna, el de la
alemana bebe leche de primera (sí: hay leche de
primera) y se codea con celebridades de la talla de
Henry Cavill y Bryce Dallas. Ahora también hay,
al parecer, nepo cats. Socorro. Send help.

Tras haber salido del armario, los nepo
babies que antes deambulaban en silencio hasta situarse bajo los focos, ahora los famosos han
decidido que lo mejor es situar a sus hijos ante
las cámaras desde la cuna para que no tengan
que pasar años hasta que se descubra quiénes
son. Sí: el síndrome Pantoja se ha hecho con
Hollywood, y por eso nos encontramos ahora
a celebs como Mariah Carey y Jamie Foxx
protagonizando anuncios de todo tipo con sus
hijos, que no tienen todavía edad para conducir
pero sí los apellidos suficientes como para
promocionar lo que quieran. Las Kardashian
llevan tiempo demostrando que un buen apellido
es el laboratorio perfecto para crear futuras
celebridades, y por eso se aseguran de que las
nepo babies del futuro, en realidad, lo sean ya en
el presente.

El problema del debate de los nepo babies
es que parece haber entrado en un aburrido
bucle del que no vamos a sacar nada más que
bostezos. Sí, ahora “los hijos de” están ganando
(aún más) dinero al protagonizar campañas y
películas, y mientras tanto, se están ganando
el cariño del público al burlarse de sí mismos.
Pero si burlarse de uno mismo
no consiste ya tan siquiera en
convertir a los defectos en la
fuente de los chistes, sino que
se limitan a hacer del privilegio
una gracia… ¿Acaso no estamos
cayendo en su trampa? Ellos
siguen disfrutando de todas las
ventajas de la fama mientras
que nosotros pensamos que
son humildes por reírse de esa
popularidad, cuando en realidad
no hacen más que aprovecharse
de ella. “Es hora de que la
conversación sobre nepotismo
realmente llegue a alguna parte
o desaparezca por completo.
Si tenemos que hablar de los
hijos de los famosos, hagámoslo
como adultos”, dice Joe
Berkowitz en Slate.

Los nepo babies no van a desaparecer, sino que
van a ser cada vez más habituales, por lo que lo
mejor es asumir que la endogamia ha ganado el
juego. Lo sabemos, no es una actitud muy combativa
pero, ¿acaso no hemos de elegir nuestras batallas?
Al menos ya no tenemos que volver a escuchar
(esperemos) a Kendall Jenner quejarse de que su
apellido se lo ha puesto más difícil que al resto de
las modelos (no-vamos-a-comentar-nada) ni volver
a asistir a esos debates que encontraron en TikTok a
su juzgado 3.0 que aseguraban que no es lo mismo
el nepotismo de Timothée Chalamet, cuyos padres
son de buena familia y tienen buenos contactos,
que el de Lily-Rose Depp. “Tener padres que
conocen a famosos es muy diferente a tener padres
famosos”, aseguran. Pues queridos internautas, lo
diferente es que tus padres no tengan una agenda
de contactos VIP y que por descontado, tampoco
sean celebridades, y por eso estos problemas del
primer mundo nos hacen bostezar. Si los hijos de
los famosos van a recoger el relevo de sus padres,
por favor, que lo hagan, pero con gracia, glamour
y dándonos muchos titulares, porque si estamos
aquí para algo es para divertirnos. Maria Antonieta
nos habría lanzado pasteles a la boca, pero ahora lo
que pedimos son carcajadas, buenas fotos y ya que
estamos, por qué no, algún pastelito que otro. Sin
gluten, claro. Y sin calorías, puestos a pedir.

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