“Aldeas globales”: siete años de Raúl para explicar el día a día en tinta y sátira

“Aldeas globales”: siete años de Raúl para explicar el día a día en tinta y sátira

Ni siquiera desconociendo el oficio la tarea resulta sencilla de pintar: imaginen que, a media tarde y con las prisas de un periódico, reciben una llamada pidiéndoles que resuman el tema más importante del día en una ilustración, una viñeta, una imagen inteligente y elegante que, a su vez, acompañará a uno de los editoriales más esperados cada mañana en los quioscos españoles. Desde hace un cuarto de siglo, esa es la labor hercúlea que ejerce Raúl, firma del artista gráfico Raúl Fernández Calleja, en LA RAZÓN, un trabajo por el que ha recibido numerosos reconocimientos y que ya agrupó hace siete años en el libro ilustrado «De la virginidad».

Tras otro período de siete años, quizá uno de los más convulsos a nivel informativo que se recuerdan en el último siglo y que incluyen desde un conato de golpe de Estado en Washington a una pandemia global, pasando por la muerte de toda una reina de Inglaterra, Raúl vuelve a la carga con «Aldeas globales» (Nuevo Nueve), en el que recopila parte de su producción para la Prensa, pero también su colaboración en campañas en favor de la lectura, historias publicadas en formato cómic y hasta su colaboración para la serie «Los hombres de Paco».

«Antes de llegar a LA RAZÓN estuve 13 años en ‘‘El País’’, por lo que llevo casi 40 en activo. No sé si hay alguien que lleve más. Estoy acostumbrado a trabajar con prisas, pero eso mismo genera dinámicas interesantes. Te obliga a ser más atrevido, más directo, al no contar con un tiempo físico. Te obliga a evitar los lugares comunes y a apañarte con lo que ofrece la actualidad», explica el autor a este diario, precisamente, mientras espera las instrucciones que le llevarán a alumbrar otro de sus dibujos. «Por estar pegado al día a día, en el libro hay política y hay economía, claro, pero creo que la gracia pasa precisamente por no vertebrarse en torno a un tema común. Ni siquiera a nivel estilístico o de técnica, porque no estoy más cómodo en una o en otra, depende de lo que me pida el asunto que vamos a tratar. El tema central de la recopilación es que no puede haber un tema central», añade elocuente.

Un artista prolífico

Así, entre ilustraciones de Donald Trump vestido de superhéroe, otras que se sirven de un paquete de patatas fritas para esculpirle el pelo y otras tantas dedicadas a Joe Biden, Pedro Sánchez o Alberto Núñez Feijóo, «Aldeas globales» nos permite descubrir a un Raúl distinto, más sensible y más permeable, una vez se analiza su obra en conjunto: «Me preguntabas si es divertido dibujar a Trump, pero no pienso que sea la palabra, creo que hay unos personajes que se prestan más a la caricatura y otros menos, pero todos tienen algo de lo que tirar. Además, el trabajo de ilustración no puede ser objetivo, tiene que ser una interpretación del personaje siempre que eso no te lleve a plantar tu opinión en mitad de la ilustración como si fuera un panfleto o algo así», apunta.

Preguntado sobre el uso de la inteligencia artificial, cada vez más común entre las editoriales para ahorrarse honrar a la profesión, Raúl también opina: «Creo que se la está demonizando de más, cuando realmente no sabemos los efectos o beneficios que tendrá. Sí me parece debatible y criticable el hecho de nutrirse de trabajos de otros artistas, de la historia misma del arte, pero no tengo claro que sea algo negativo o que pueda coartar nuestro trabajo en el futuro. Da la sensación de que ahora todo es de usar y tirar, y por eso no me da tanto miedo la IA como la gente que está detrás, quien toma las decisiones», añade como artista diario, prolífico y capaz de agrupar en su recopilatorio cerca de 300 trabajos.

[[QUOTE:PULL|||«Las prisas de la Prensa diaria te obligan a ser más atrevido y más directo»|||Raúl (Artista gráfico)]]

Pero, ¿cuál ha sido el criterio de selección, cuando hablamos de un artista que puede haber firmado más de 2.000 dibujos en el período que recoge su libro? «El criterio ha pasado por la expresividad. He incluido los trabajos que me parecían más originales en ese sentido. Al contrario que en el otro libro, donde buscaba más lo icónico, aquí me he centrado más en la forma», completa.

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