“Tú no estás loca, ¿verdad?”, fue la primera pregunta que le hizo Juan Duyos a Beatriz Ballester cuando se conocieron. Estaban en el rincón de la isla de El Hierro en el que Ballester tiene su hogar: “Habíamos llegado allí con todo nuestro despliegue. Que si el diseñador, el de las fotos, el del vídeo y de repente nos vimos en este espacio maravilloso junto al mar y con Beatriz, que nos recibió con esta energía”, recuerda el creativo, “íbamos con ideas, pero conocerla nos las derribó”. Iban a explorar las islas Canarias para seleccionar a diversos artesanos locales con los que colaborar para su último desfile y de aquel viaje volvieron con alianzas para trabajar con piel de La Gomera, macramé y croché de Fuerteventura, calados de Gran Canaria, hilaturas de La Palma o la lana de El Hierro. Todo se materializó en su última colección, presentada en la pasarela de Madrid el pasado febrero. “Tenía ganas de escarbar en el ADN de cada sitio y surgió la posibilidad de hacerlo con gente que no fuera de la península”, reconoce Duyos, “son oficios que se estaban perdiendo, pero cada vez hay más gente recuperándolos”.