Que el elemento más transgresor del nuevo disco de Beyoncé es el género musical escogido por la cantante texana no se le escapa ya a casi nadie. La propia Beyoncé ha explicado que la decisión de hacer un disco country, variedad tradicionalmente asociada en Estados Unidos a rednecks, banderas secesionistas y orgullo blanco (como el estado del que ella es oriunda), nació de una experiencia relacionada con este universo sonoro en la que la hicieron sentir que no era bienvenida: “Aquello simplemente me empujó a querer aprender, superar mis limitaciones y crear este trabajo, en el que mezclo diferentes tradiciones musicales”.