En 2015 abrió en Nagasaki (Japón) un hotel gestionado por 243 máquinas. En 2019, los dueños de la cadena a la que pertenece, Henn na, despidieron a la mitad de esa robótica plantilla, por incompetentes: no entendían bien a los clientes y estorbaban más que aportar. Su consejero delegado, Hideo Sawada, claudicó y contrató entonces a personas, no sin antes manifestar a The Wall Street Journal que volvería, como Terminator, para cumplir su sueño de un establecimiento sin trabajadores de carne y hueso. Algún día.