El supuesto ladrón

El supuesto ladrón

Fui al cementerio a visitar a un ser querido y descubrí a un hombre robando las flores frescas de una tumba para colocarlas sobre otra. Dudé si llamarle la atención, pero finalmente decidí no meterme en líos. Cuando el tipo desapareció, me acerqué, por curiosidad, para ver a quién pertenecía la tumba expoliada y a quién la beneficiada. La expoliada resultó ser de una niña de seis años fallecida unos meses antes, y la beneficiada de una septuagenaria muerta prácticamente por las mismas fechas. Sin pensármelo dos veces, tomé las flores y las restituí a su tumba pesando que la niña, desde el más allá, me lo agradecería de algún modo.

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