Gibraltar: sin acuerdo y con el tiempo en contra

Gibraltar: sin acuerdo y con el tiempo en contra

La celebración de la decimoctava ronda de negociaciones entre el Reino Unido y la Comisión Europea en Bruselas hace dos semanas puso de manifiesto los escollos que perduran para rubricar el tratado que regulará la futura relación con la colonia británica. El grueso de los puntos está resuelto, sin embargo, la gestión del aeropuerto y el tránsito de personas continúan tensando los avances.

«·En Gibraltar hay una negociación que dura más de lo que se esperaba», aseguró este jueves el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. Unas palabras que provocaron el enfado del ministro de Exteriores, José Manuel Albares.

El asunto no es baladí. El comentario del griego Schinas era la confirmación de un secreto a voces: las negociaciones se encuentran en un punto muerto tras más de tres años en marcha. El vicepresidente del Ejecutivo comunitario reconoció que ante el ofrecimiento de que sea Frontex el organismo encargado de supervisar el paso de trabajadores españoles por la Verja, que «nuestros amigos británicos creen que Frontex es muy europeo».

Sus palabras desataron la ira y se interpretaron como un mazazo al jefe de la diplomacia española, quién en 2022 aseguró que el acuerdo era inminente. Tal fue el cabreo en el Palacio de Viana que esa misma noche, la cartera que dirige Albares emitió un escueto comunicado firmado en conjunto con el encargado de la negociación en Bruselas, Marcos Sefcovic, en el que señalaron que «las negociaciones entre la UE y Reino Unido sobre Gibraltar avanzan según lo previsto. Estamos entrando en una fase delicada», rezaba el texto.

Aunque ni Londres ni Bruselas quieren hablar de plazos y fechas, la realidad es que la celebración de elecciones europeas en junio y el más que previsible adelanto electoral en Reino Unido, donde los sondeos apuntan a una salida de los conservadores y el regreso de los laboristas a Downing Street, imprimen cierta urgencia al acuerdo. En caso de no sellarse en las próximas semanas, competería a la nueva Comisión Europea y al nuevo Gobierno británico sellar su negociación, lo que podría retrasar todavía más todo el proceso que suma ya cuarenta meses desde el «histórico» Acuerdo de Nochevieja.

El ministro Albares ha repetido durante todos estos meses que España, es decir la UE, ha enviado un acuerdo a Reino Unido y, que por lo tanto, «la pelota está sobre el tejado» de Reino Unido. Según ha podido saber este medio, también Reino Unido ha puesto sobre la mesa otro acuerdo para regular la futura relación tras el Brexit.

Bajo el nombre de «Zona de prosperidad compartida», el plan sobre el que los equipos negociadores trabajan prevé la eliminación de la Verja para garantizar la fluidez de tránsito de las personas. Además, según el plan de Bruselas –sobre el que España tiene la última palabra–, nuestro país pasaría a controlar, en nombre de Schengen, las fronteras exteriores de Gibraltar, es decir, controlar el aeropuerto. Es precisamente este asunto, que agentes españoles se encarguen del control y salida de mercancías del aeródromo, lo que estaría retrasando su aprobación.

Cuatro años después de que se materializase la salida definitiva de Londres de Reino Unido, el estatus de Gibraltar sigue siendo el único escollo pendiente. La frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte, a priori más difícl, se resolvió el año pasado. Sin embargo, en el caso del Peñón, delimitar los nuevos controles fronterizos en el puerto y en el aeropuerto además de las distintas fuerzas de seguridad implicadas en su control está ralentizando su rúbrica. A este escollo hay que añadir la fórmula del uso compartido del aeropuerto de Gibraltar que pide España y la negativa de Reino Unido que no dará luz verde a nada que ponga en duda su soberanía sobre la colonia.

La tensión y el tiempo apremian. Prueba de la preocupación para alcanzar cuanto antes ese acuerdo es que en el mes de febrero el parlamento británico fue escenario de un debate en torno a Gibraltar coincidiendo con la visita del secretario de Estado del Ministerio británico de Exteriores, David Rutley. Durante su intervención en la Cámara Baja el subsecretario de Estado de Exteriores de Reino Unido, David Rutley, sostuvo que Reino Unido se «mantiene firme» en su apoyo a Gibraltar y que «no aceptará nada que comprometa la soberanía».

Con la cuenta atrás en marcha, Reino Unido y Gibraltar ya trabajan en la posibilidad de un escenario sin acuerdo. Gibraltar pone sobre la mesa un plan B por si las negociaciones encallan y no se materializan. De hecho, a finales de noviembre del año pasado, el Peñón movió ficha y preparó a sus empresas para el posible fracaso de la negociación. [[LINK:EXTERNO|||https://www.larazon.es/espana/gibraltar-mueve-ficha-ministro-europa-reino-unido-interesa-planes-caso-que-haya-acuerdo_2024031265f00a90d331030001460d91.html|||En una nota técnica, presentó su plan: «Resultado no Negociado» (Non-Negotiated Outcome, NNO, en inglés)]]. En ese documento alertaba a las empresas de que los controles, en caso de no llegar a un acuerdo, serían sistemáticos y exhaustivos, por lo que cabe esperar, por ello, colas de varias horas en la frontera. La demora se agravaría en horas punta. Una situación, que ya se vive en la frontera donde se aplica desde hace meses un Brexit duro.

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