Si solo fuera una pelea entre dos naciones por la misma tierra, quizás habría alguna salida. La tierra se puede dividir, pero hay ideas que no admiten medias tintas. Se comparten o se combaten. La idea de Israel, reconocida por una ley básica, es la de una nación para todos los judíos, en la que han perdido el derecho a la ciudadanía los habitantes de la Palestina histórica expulsados a partir de la guerra árabe-israelí de 1948 y sus descendientes. La idea de Palestina, en cambio, reivindica un Estado para los habitantes del territorio entre el Jordán y el Mediterráneo, los que hay ahora y los que había antes de la expulsión, sin distinguir la comunidad religiosa a la que pertenecen, permitiendo así el regreso de los refugiados y de sus descendientes.