El 13 de febrero, los dueños de Naturgy se llevaron un jarro de agua fría que aún hiela. La exclusión de la energética de los índices MSCI, por su bajo capital flotante, aceleraba un severo castigo que en realidad había comenzado antes y que aún no ha terminado: en lo que va de año, se deja la cuarta parte de su valor en Bolsa. Esa sangría, que contrasta con la buena evolución de la empresa en lo puramente operativo (beneficios y dividendo), ha centrado las preocupaciones de la junta de accionistas de la antigua Gas Natural Fenosa, celebrada este martes en Madrid. Por otra parte, la empresa logró el plácet a su informe anual de remuneraciones con el 76% de votos a favor, lejos de los niveles de aprobación a otros puntos del orden del día. CaixaBank, principal accionista de la firma con el 27%, fue el principal avalista de las retribuciones.