A los 82 años, el 28 el abril de 1992, el pintor Francis Bacon murió en Madrid. Fue en la clínica Ruber, de una afección cardiaca, y fue una sorpresa: no se sabía que estaba en la ciudad. “Asmático, Francis Bacon murió del corazón, agitado por una respiración difícil, con sus pulmones fatalmente deteriorados al final de su vida. Cada vez pintaba menos y cada día se acentuaba más, al final de su vida, la raíz de su escepticismo”, escribió entonces el periodista Juan Cruz en este periódico.